En el vasto territorio de la provincia de Buenos Aires, a menudo obviado por las rutas más concurridas, se esconde un fragmento de historia que aguarda ser descubierto. Se trata del Castillo La Raquel, una joya arquitectónica del siglo XIX, ubicada en el partido de Castelli, aproximadamente a dos horas de Mar del Plata. Este imponente edificio, testigo de una época de esplendor, ofrece una ventana al pasado y una oportunidad única para conectar con el patrimonio cultural argentino.
El Castillo La Raquel no es simplemente una construcción; es la materialización del sueño de la familia Guerrero, una dinastía que dejó una huella imborrable en la región. Carlos José Guerrero y Reissig, un visionario procedente de las Islas Canarias, sentó las bases de una próspera compañía naviera. Su hijo, Manuel Guerrero, continuó su legado, expandiendo sus dominios hasta abarcar unas 40.000 hectáreas dedicadas a la producción agropecuaria.
Fue Manuel Guerrero quien concibió la idea de construir una residencia que reflejara la grandeza de su linaje. Así, en 1894, nació el Castillo La Raquel, una edificación de estilo francés que se alza majestuosamente en medio de la llanura pampeana. Su torre color salmón y su cúpula gris contrastan con el verde del paisaje, creando una imagen inolvidable.
Más allá de su belleza arquitectónica, el Castillo La Raquel destaca por su ubicación estratégica. Desde sus ventanas, se puede contemplar el serpenteante río Salado, añadiendo un toque de serenidad y grandeza al entorno. La construcción, fiel al estilo de finales del siglo XIX, fusiona la elegancia europea con la funcionalidad rural, creando un espacio único y armonioso.
Hoy en día, el Castillo La Raquel abre sus puertas en fechas especiales para eventos privados y jornadas de campo, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en su historia y disfrutar de la belleza de sus jardines. La Fundación Russo Guerrero se dedica a la conservación del casco histórico y a la promoción de actividades culturales que mantienen viva la memoria del lugar.
Visitar el Castillo La Raquel es mucho más que una simple excursión; es un viaje en el tiempo, una oportunidad para conectar con un pasado lleno de historias de amor, tragedia e innovación. Es un destino que invita a descubrir el alma de la provincia de Buenos Aires y a apreciar el legado de una familia que contribuyó a forjar la identidad de la región.