En 1988, una melodía suave y evocadora inundó los oídos de los habitantes de Mar del Plata, convirtiéndose rápidamente en algo más que una simple canción: un himno. Esa canción era “Una ciudad para vivir”, interpretada por Mariel Dupetit. Pero la historia detrás de este tema icónico, reversionado recientemente por la Banda Sinfónica Municipal, esconde un origen modesto y una consagración inesperada.
La génesis de “Una ciudad para vivir” se remonta a 1985. Manrique Zago, su autor, la concibió como parte de un proyecto promocional de la ciudad. La idea original era incluir la canción en un cassette o VHS que acompañaría un libro de fotografías de Mar del Plata, titulado de igual manera: “Mar del Plata, una ciudad para vivir”. El objetivo era simple: difundir la belleza y el encanto de la ciudad a través de la música.
Inicialmente, la canción tenía un ritmo de bolero. Mariel Dupetit recuerda que Zago le presentó un demo grabado por otra cantante. Sin embargo, gracias a la visión del productor de Leonard Baccardi y los arreglos de Oscar Cardozo Ocampo, la canción experimentó una transformación. El talento y la intuición de estos profesionales dieron forma a la versión que todos conocemos hoy.
En los estudios ION, junto al ingeniero de sonido Jorge “el portugués” Da Silva y Osvaldo Acevedo, Dupetit grabó el tema que los productores preveían como un éxito. Tras la publicación, la canción rápidamente escaló posiciones hasta convertirse en un fenómeno popular.
El verdadero punto de inflexión llegó con la presentación de Dupetit en el Festival de Viña del Mar. Su triunfo en el certamen, al convertirse en la primera mujer en recibir una Gaviota, catapultó la canción a la fama internacional. La discográfica CBS, al notar el impacto de “Una ciudad para vivir”, decidió incluirla en el álbum que Dupetit estaba grabando. A partir de ahí, la canción se consolidó como un símbolo de Mar del Plata.
La melodía se convirtió en un elemento recurrente en los desfiles de la Guardia Nacional del Mar y resonó en los medios de comunicación de todo el país. El Honorable Concejo Deliberante (HCD) reconoció a Mariel Dupetit como embajadora cultural de la ciudad, un testimonio del impacto duradero de su interpretación. La reciente versión de la Banda Sinfónica Municipal, con arreglos de Lito Vitale, asegura que “Una ciudad para vivir” seguirá emocionando a generaciones venideras.