Las recientes declaraciones del reconocido bailarín y coreógrafo Aníbal Pachano en Radio Nacional, emisora estatal argentina, han generado una fuerte controversia y rechazo generalizado. Pachano se refirió a la última Dictadura Cívico-Militar (1976-1983) como un “proceso” y sugirió que representó “el último vestigio de cultura”, desatando una ola de críticas en redes sociales y en el ámbito cultural.
Durante su intervención, Pachano afirmó que en aquella época “había que agarrarse los pantalones” y que la calidad de la enseñanza era superior a la actual. Estas afirmaciones provocaron indignación, especialmente considerando el contexto de violaciones a los derechos humanos y la represión sistemática que caracterizaron a la dictadura.
Una de las frases más polémicas fue: “Nos equivocamos al culpar a los milicos”. Pachano argumentó que “venimos desde hace 40 años equivocados. Se le echó la culpa a los milicos, pero yo me recibí con los milicos y fue el último vestigio de cultura. Después de los 90 empezó una situación de ‘pan y circo’”. Esta perspectiva minimiza el sufrimiento de miles de víctimas y sus familiares, y relativiza la responsabilidad de los militares en los crímenes de lesa humanidad cometidos durante ese período.
La reacción en redes sociales fue inmediata y contundente. Usuarios expresaron su indignación y repudio ante las declaraciones de Pachano, calificándolas de ignorantes, insensibles y revisionistas. Muchos recordaron el contexto histórico de la dictadura, con la desaparición forzada de personas, la tortura y el exilio de miles de argentinos. Se cuestionó también el privilegio que pudo haber experimentado Pachano durante esos años, contrastándolo con la realidad de persecución y terror que vivieron muchos otros ciudadanos.
Las declaraciones de Pachano han reavivado el debate sobre la memoria histórica y la necesidad de mantener viva la conciencia sobre los horrores de la dictadura, para que nunca más se repitan. La controversia generada subraya la importancia de reflexionar críticamente sobre el pasado y evitar la banalización de los crímenes cometidos por el régimen militar.