La empresa Georgalos, un nombre sinónimo de clásicos argentinos como Mantecol y Toddy, enfrenta un período de agitación en su planta ubicada en San Fernando. Recientemente, la compañía implementó una serie de medidas que han desatado la controversia, incluyendo la eliminación de cinco puestos de trabajo en el área de producción de chocolates y la suspensión de un bono de productividad que los empleados percibían regularmente.
Estas acciones no pasaron desapercibidas para el Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA), que respondió con una paralización total de las actividades en la planta. El sindicato alega que los despidos fueron una represalia directa a reclamos laborales previos realizados por los empleados, quienes buscaban mejorar sus condiciones de trabajo y obtener una remuneración más justa.
La controversia se intensifica con la cuestión del bono de productividad. Según denuncias del STIA, mientras que en otras plantas de la empresa se abonan sumas superiores a los $200.000 en concepto de bono, en la planta de San Fernando se optó por eliminarlo por completo. Esta disparidad en el trato ha generado un profundo malestar entre los trabajadores y ha alimentado las acusaciones de represalias por parte de la empresa.
Ante esta situación, el STIA elevó una denuncia formal ante el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires. El sindicato advirtió que, en caso de no encontrar una solución satisfactoria en el corto plazo, las medidas de fuerza podrían intensificarse, lo que podría afectar aún más la producción y la estabilidad laboral en la planta de San Fernando.
Este conflicto laboral se produce en un contexto económico desafiante para la industria alimentaria argentina en general. Varias empresas del sector, como Molinos Río de la Plata, SanCor, Tía Maruca y Verónica, también están experimentando dificultades y enfrentando desafíos similares. La situación de Georgalos se suma a la creciente preocupación por la estabilidad y el futuro de la industria alimentaria en el país.
En medio de esta turbulencia interna, Georgalos está buscando activamente una inversión significativa, estimada en alrededor de 100 millones de dólares. La empresa ha recurrido al Banco Santander para que la asista en la búsqueda de capital o socios estratégicos que puedan inyectar fondos frescos y ayudar a impulsar sus planes de expansión.
En los últimos tiempos, han circulado rumores sobre una posible venta de la empresa, lo que ha generado incertidumbre entre los trabajadores y el público en general. Sin embargo, la compañía ha negado categóricamente cualquier intención de desprenderse de Mantecol, una marca emblemática que recuperó hace apenas tres años, después de haberla vendido durante la crisis económica de 2001.
De acuerdo con fuentes internas de Georgalos, el objetivo principal de la empresa es consolidar un ambicioso plan de expansión en América Latina. Este plan incluye la modernización de la planta ubicada en Río Segundo, Córdoba, así como el fortalecimiento de las operaciones en mercados clave como Chile, Uruguay y Colombia. La inversión que se busca obtener sería crucial para financiar estos proyectos y asegurar el crecimiento de la empresa en la región.
No obstante, el conflicto laboral en la planta de San Fernando plantea serias dudas sobre la viabilidad de estos planes de expansión a corto plazo. Mientras el STIA mantiene su estado de alerta y movilización, Georgalos se enfrenta a la difícil decisión de seguir adelante con su estrategia de crecimiento regional o priorizar la resolución de la creciente tensión con sus trabajadores. La forma en que la empresa gestione esta situación será determinante para su futuro y su reputación en el mercado.