La confianza depositada en los servicios de transporte por aplicación, como Uber, se basa en la promesa de un viaje seguro y eficiente, guiado por la precisión del GPS. Sin embargo, un incidente reciente en la localidad de Berisso, provincia de Buenos Aires, ha puesto de manifiesto los riesgos y la desconfianza que pueden surgir cuando esta promesa se ve comprometida.
El suceso, captado por cámaras de seguridad, tuvo lugar en la intersección de las calles 30 y 66. Una joven de 26 años, visiblemente perturbada, tomó la drástica decisión de lanzarse de un Chevrolet Corsa en movimiento, conducido por un chofer de Uber. La razón detrás de esta acción extrema: la pasajera percibió que el conductor se había desviado de la ruta establecida por la aplicación móvil.
Según los informes iniciales, el conductor, al tomar una dirección distinta a la indicada por el GPS, provocó la alarma de la pasajera. La tensión escaló rápidamente, culminando en la desesperada acción de la joven. Tras saltar del vehículo, el conductor detuvo inmediatamente la marcha, y una acalorada discusión se desató entre ambos en plena vía pública.
La escena no pasó desapercibida para el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM), cuyas cámaras registraron el incidente. Alertadas, las autoridades policiales se desplazaron al lugar para investigar lo ocurrido. Tras entrevistar a ambas partes, el conductor fue trasladado a la comisaría para prestar declaración, mientras que la joven recibió atención médica en el Hospital Mario Larrain, donde se constató que presentaba lesiones en el rostro y las manos, producto de la caída.
Aunque el conductor fue liberado horas después, la investigación del caso continúa en curso, caratulada como “averiguación de ilícito”. Este incidente plantea serias interrogantes sobre la seguridad en los servicios de transporte por aplicación y la responsabilidad de los conductores de adherirse a las rutas establecidas. También subraya la importancia de la comunicación clara entre pasajeros y conductores para evitar malentendidos y situaciones de riesgo.
Este no es un caso aislado. En el pasado, se han registrado incidentes similares en otras ciudades, donde pasajeros han denunciado sentirse inseguros o amenazados por conductores que se desviaban de la ruta o mostraban un comportamiento inapropiado. Estos incidentes resaltan la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en las plataformas de transporte por aplicación, incluyendo la verificación exhaustiva de los antecedentes de los conductores, la implementación de sistemas de monitoreo en tiempo real y la promoción de una cultura de respeto y profesionalismo entre los conductores.
Además, es fundamental que los pasajeros estén informados sobre sus derechos y sepan cómo actuar en situaciones de riesgo. La comunicación abierta y la capacidad de reportar incidentes a la plataforma son herramientas clave para garantizar un viaje seguro y tranquilo. En última instancia, la seguridad en los servicios de transporte por aplicación es una responsabilidad compartida entre las empresas, los conductores y los pasajeros.
El incidente de Berisso sirve como un recordatorio de que la confianza en la tecnología y en los servicios de transporte no debe ser ciega. La vigilancia y la precaución son esenciales para proteger la integridad y la seguridad de todos los usuarios.