La masiva marcha de embarcaciones a Buenos Aires en 1999 para defender el trabajo de más de 20 mil marplatenses

El domingo 30 de mayo de 1999, la costa de Mar del Plata se veía poblada de gente mirando hacia el mar. Desde allí, casi cien barcos y lanchas pesqueras desfilaban y se despedían de los marplatenses para tomar rumbo hacia el puerto de Buenos Aires. El motivo: la Honorable Cámara de Diputados iba a aprobar el proyecto de Ley de Emergencia Pesquera, que ya contaba con media sanción del Senado y disponía el levantamiento de la veda de merluza, con la obvia preocupación de que su implementación dejara sin fuentes de trabajo a más de veinte mil personas.

La Ley de Emergencia Pesquera fue una medida adoptada en Argentina para enfrentar la sobreexplotación de la merluza común o merluza hubbsi, una especie clave para la economía pesquera del país y, sobre todo, para Mar del Plata. La merluza es uno de los recursos más explotados en el litoral marítimo argentino y su captura descontrolada llevó a una disminución preocupante de su población.

El problema radicaba en la flota congeladora, que operaba con tecnología avanzada y, en su mayoría, bajo bandera extranjera. Estos buques podían procesar el pescado en alta mar, lo que les daba una ventaja sobre las flotas “amarilla” y “fresquera”, que dependían de la industria en tierra para procesar su producción. La competencia desigual y la depredación del recurso generaron una crisis en el sector pesquero, afectando a miles de trabajadores.

Para frenar la sobreexplotación, la ley estableció restricciones geográficas, obligando a la flota congeladora a operar al sur del paralelo 48, lejos de las zonas más afectadas. También suspendió la asignación de nuevos cupos de pesca hasta fin de año, evitando que se siguiera extrayendo merluza sin control.

La urgencia de la situación llevó a los diputados a aprobar el proyecto sin modificaciones, luego de la presión ejercida por los sectores locales y la movilización de la flota pesquera.

El referente de la CGT local, Daniel Rodríguez, calificaba aquella movilización como “histórica para la ciudad”. “Muy pocas veces, quizás, la ciudad ha logrado en su conjunto poder expresar un mismo sentimiento”, argumentó.

La presión se hizo sentir: a la marcha de la flota hacia el puerto de Buenos Aires, las distintas movilizaciones y los reclamos políticos, tanto locales como provinciales, se sumó un apagón que duró exactamente una hora, entre las 17 y las 18 del día en que se trataba la ley en el Congreso. Este incluyó cierre de comercios y paros simbólicos de todos los rubros en toda la ciudad.

El día de la partida

Exactamente a las 17 de ese domingo 30 de mayo de 1999, el intendente Elio Aprile dio la autorización para que los barcos zarparan a protestar por el cierre del caladero.

Según distintas fuentes, fueron más de cien mil personas las que se congregaron aquel día en la costa, llegando desde distintos puntos de la ciudad con banderas, bocinazos, cánticos y lágrimas.

En nombre de la flota, Tito Celestino, capitán de El Argentino, dialogaba con Aprile por radio. “En nombre de la ciudad de Mar del Plata, es decir, en nombre de toda la gente que vive aquí, y que particularmente espera que este problema de la pesca, que es un problema de todos, se resuelva, les quiero decir que llevan la representación de toda la ciudad y llevan el acompañamiento, sin banderías políticas ni económicas ni de sector de ninguna naturaleza, de toda la ciudad. Lo que le pasa a la pesca le pasa a toda la ciudad y el miércoles tenemos puestas todas las expectativas en que la Cámara de Diputados va a convertir en ley este proyecto de emergencia. Estamos muy emocionados. En segundo lugar, quiero decir que toda esta capacidad de unión que tuvo la ciudad, que tuvo el sector pesquero, todo ese proyecto conjunto de todos los sectores, continúe después de que tengamos la ley, para ya buscar la solución definitiva”, decía el intendente por su equipo de radio VHF.

Por su parte, el capitán de El Argentino respondió: “Esperamos su orden para partir pacíficamente”, no sin antes agradecerle sus palabras.

Aprile sostuvo: “No es una orden, es un deseo: salgan, lleguen bien y volvamos todos felices. Adelante con su barco y detrás suyo, todos los barcos que llevan esta esperanza de Mar del Plata”.

Lo que vino después

La falta de pescado fue la primera señal para que los Patrones de Pesca comenzaran a movilizarse, así como la búsqueda de ponerle freno a los buques congeladores que estaban depredando el recurso en el Mar Argentino, además de que la mayoría era de bandera extranjera.

De ahí la necesidad de la ley que los enviaba a trabajar al sur del paralelo 48.

El Consejo Federal Pesquero decidió declarar una veda en la pesca de la merluza a partir del 1 de junio de ese año, lo que perjudicaba aún más a las más de veinte mil personas en esta ciudad.

Finalmente, la Ley de Emergencia Pesquera fue aprobada por la Cámara de Diputados y su sanción provocó un doble beneficio para el sector local: obligaba a las flotas de congeladores a desarrollar sus tareas al sur del paralelo 48, alejándolas de la zona de Mar del Plata, y dejaba sin efecto la veda dispuesta por el Consejo Federal Pesquero.

Al momento de su promulgación, en una de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante local, los distintos sectores políticos representados dieron su opinión al respecto en una cuestión previa propuesta por el concejal de la Unión Cívica Radical, Mauricio Irigoin.

“Hoy leemos en los diarios locales y escuchamos en los distintos medios que ayer fue promulgada la Ley de Emergencia Pesquera. En principio, debería llenarnos de satisfacción el hecho de que después de varios días de incertidumbre sobre cuál iba a ser la suerte de esta ley, votada hace aproximadamente quince días por la Cámara de Diputados de la Nación, con la presencia masiva de los distintos sectores, suponíamos que el trámite que debía continuar para que esta ley fuera sancionada debería ser celerísimo en función de las necesidades que Mar del Plata y su gente estaba planteando. Sin embargo, nos encontramos con que prácticamente el último día en que existía la posibilidad de ser vetada o promulgada, la misma ley ha sido promulgada. Pero acá no terminan las incertidumbres con respecto a una situación que ha sido planteada por la gente, y si se hubiera escuchado a la gente de Mar del Plata, esta resolución se podría haber tomado muchísimo antes o, por lo menos, se podría haber decidido en el momento adecuado o en los días siguientes a la aprobación de la ley”, comenzó diciendo el radical.

La respuesta vino del bloque Justicialista en la voz del concejal Eduardo Salas: “Coincidimos con las palabras del concejal Irigoin. Creo que la ciudad ha adoptado en este tema una actitud muy responsable, con el intendente Aprile al frente de este reclamo. No es que se promulgó la ley, lo que hizo el presidente de la Nación fue que la promulgación fuera automática. Tenemos que reconocer que el Decreto no beneficiaba a los sectores de la pesca de la ciudad y entonces, para no contradecirse a sí mismo, dejó vencer el tiempo –el mismo venció el 24– y se promulgó automáticamente. Nosotros dijimos en su momento, señor Presidente, que el Decreto no era beneficioso para la crisis que sufre la pesca en la ciudad de Mar del Plata, sino que creemos que lo mejor era la ley, pero también adoptar medidas en el Consejo Federal Pesquero que posibiliten todo lo que signifique mano de obra en tierra. Nosotros estamos convencidos de que los grandes buques congeladores y factoría deben pescar por debajo del paralelo 48º porque así lo dicen las estadísticas del INIDEP que, por ejemplo, desde el año 1992 a 1997, los fresqueros pescaron alrededor de 210.000 toneladas, no cambió la cantidad de toneladas pescadas, y en cambio los grandes buques pasaron de 92.000 en 1992 a casi 300.000 en 1998. Por eso decimos que la única manera de mantener la mano de obra en tierra es que estos grandes buques, que no desembarcan sus productos en tierra para procesarlos, sino para cargarlos en un camión y enviarlos a los mercados europeos y asiáticos, y más allá de que se va a dar en la ciudad una discusión en los sectores pesqueros, que si priorizamos la mano de obra probablemente nos quedemos sin precios competitivos para insertar nuestro pescado en el mercado internacional”.

Por último, Diego García Conde manifestó desde su banca: “Se ha hablado mucho de este tema en este último tiempo y no solo en las palabras sino en los hechos han quedado demostradas nuestras posturas. Simplemente queremos decir que este es un paso importante, pero es tan solo el primero de un proceso que tiene que ser extenso, que debe ser responsable, que debe preservar el recurso y la mano de obra”.

Aquella iniciativa de las distintas partes que componen la familia pesquera de Mar del Plata, junto con toda la comunidad local, dio mucho que hablar y mostró un reclamo justo y preocupado por la suerte social y económica de la ciudad.

Lo cierto es que aquella ley y la ejemplaridad de la medida adoptada no solucionaron los conflictos del sector ni, mucho menos, la suerte final de los trabajadores y la mano de obra del sector. Sin ir más lejos, hace menos de pocas semanas, 0223 informaba sobre más conflictos en el puerto local debido a despidos y lock out patronal. Mientras tanto, la CGT, junto a gremios portuenses, realizó una masiva movilización en el puerto local, manifestándose por la situación. En ese marco, Miguel Guglielmotti, secretario general adjunto de la CGT Mar del Plata-Batán, afirmó a 0223 que, a pesar de la delicada situación, “no hay respuestas del Gobierno Nacional a una solución; han triplicado los derechos de extracción, no quitan las retenciones”, por lo que pidió “empezar a prestar atención a este tema porque puede tener consecuencias extremadamente graves”.

Es un contexto que se repite en argumentos y antecedentes a la de 1999. Parece haber en Mar del Plata situaciones, conflictos e intereses que no cambian a lo largo de la historia.