Una noticia agridulce sacude el panorama gastronómico de Buenos Aires: Amador, un reconocido restaurante vegano situado en el corazón del barrio de Palermo, ha anunciado su cierre definitivo. Este cierre se suma a la preocupante ola de negocios gastronómicos que se han visto obligados a bajar sus persianas en los últimos meses, reflejando un contexto económico desafiante para el sector.
Según fuentes de Noticias Argentinas, la decisión de Amador se debe a una combinación de factores adversos. Entre ellos, destacan la disminución del consumo interno, la caída del turismo internacional y el aumento constante de los precios, una tormenta perfecta que ha dificultado la sostenibilidad del negocio.
Con un mensaje emotivo a través de su cuenta de Instagram, el equipo de Amador comunicó: “Últimos 5 días de Amador, últimos 5 días para venir a comer el cremoso de chocolate. Si alguna vez dijiste ´tengo que ir´ es ahora. Reservá tu lugar, vení a despedirte como se debe…“. Un llamado a sus clientes más fieles para disfrutar de sus platos por última vez y brindar una despedida a la altura.
En una publicación anterior, también a través de la misma red social, Amador había anticipado las dificultades que enfrentaban, mencionando la “realidad económica que atraviesa a tantos proyectos como al nuestro -y un incendio que nos marcó profundamente- nos dejan sin margen para seguir“. Estas palabras revelan la complejidad de la situación, donde factores económicos y un desafortunado incidente se combinaron para hacer inviable la continuidad del restaurante.
La historia de Amador es particularmente interesante. En 2021, cinco chefs se unieron a un estudio de arquitectura y una curadora de arte con la ambición de crear un espacio único. Invirtieron 120.000 dólares en un proyecto que buscaba fusionar la tradición del bodegón porteño con las últimas tendencias culinarias.
El resultado fue un espacio contemporáneo, elegante y funcional, que ofrecía un menú innovador sin carnes ni proteínas animales. La propuesta gastronómica de Amador se caracterizaba por mantener un contacto mágico con la comida “posible” y el buen sabor, demostrando que la cocina vegana podía ser tanto deliciosa como accesible. Sin embargo, a pesar de su originalidad y calidad, el proyecto no logró superar los obstáculos económicos y se ve obligado a cerrar sus puertas.
El cierre de Amador es una pérdida para la escena gastronómica de Palermo y un recordatorio de los desafíos que enfrentan los emprendedores en el actual contexto económico. Su propuesta innovadora y su compromiso con la cocina vegana lo convirtieron en un referente para muchos, y su ausencia se sentirá en el barrio.