La visita de George H.W. Bush a Argentina en la década de 1990 marcó un hito en las relaciones bilaterales, consolidando un vínculo personal y político con el entonces presidente Carlos Menem. Más allá de los protocolos diplomáticos, la relación entre ambos mandatarios trascendió en un contexto de cambios políticos y económicos tanto en Argentina como en Estados Unidos.
Un Abrazo y un “Milagro Argentino”
En diciembre de 1990, George Bush se convirtió en el primer presidente estadounidense en pisar suelo argentino desde la visita de Eisenhower a Frondizi en los años 60. El recibimiento por parte de Menem fue cálido y efusivo, simbolizando la sintonía política que se establecería entre ambos gobiernos. La administración Menem, en plena apertura económica, encontró en Bush un aliado estratégico. El apoyo estadounidense se manifestó incluso con el envío de buques argentinos a la Guerra del Golfo, en una muestra de alineamiento con la política exterior de Washington.
Bush no dudó en calificar la situación económica argentina como “un milagro”, a lo que Menem respondió con las célebres frases “Mi amigo George” y “Somos del mismo palo”, evidenciando la cercanía ideológica y personal entre ambos líderes. Sin embargo, la derrota de Bush en las elecciones de 1992 frente a Bill Clinton generó incertidumbre en el gobierno argentino, que veía peligrar el respaldo clave de la Casa Blanca.
Golf Bajo la Tormenta: Mar del Plata como Escenario
En septiembre de 1994, ya como ex presidente, Bush regresó a Argentina en una visita informal pero rodeada de estrictas medidas de seguridad. El destino elegido fue Mar del Plata, donde junto a Menem, disfrutaron de una jornada de golf a pesar de las inclemencias del tiempo. Aquel 1 de septiembre, la ciudad costera fue azotada por un fuerte temporal de viento y lluvia, pero esto no impidió que los dos mandatarios salieran al campo.
Según testimonios de la época, los caddies del Golf Club Mar del Plata intentaban proteger a los jugadores con paraguas que eran arrastrados por el viento. A pesar de las condiciones adversas, Menem y Bush jugaron algunos hoyos, y el presidente argentino se alzó con la victoria. La anécdota cuenta que Bush propuso apostar una botella de champán, a lo que Menem respondió con humor que el vino no era de su agrado.
Más allá del juego, la visita generó gran expectación en la ciudad. Curiosos, socios del club y personal de seguridad se acercaron para presenciar el encuentro y tomar fotografías. Tras el partido, Bush ofreció una breve conferencia de prensa en la que explicó las razones de su derrota electoral frente a Clinton, atribuyéndola a la percepción negativa de la economía estadounidense.
Un Vínculo que Comenzó en la ONU
La relación entre Bush y Menem se había forjado años antes, en septiembre de 1989, durante una cena de gala de la ONU en Nueva York. Una maniobra del presidente argentino le permitió saludar a su homólogo estadounidense y sentarse a su lado, rompiendo el protocolo diplomático. Al día siguiente, Bush invitó a Menem a recorrer el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, donde compartieron anécdotas y experiencias. Según la leyenda, Menem comentó que el día soleado era “un día peronista”, generando una conexión instantánea con Bush.
Además de la visita a Mar del Plata, Bush regresó a Argentina en 1999, poco antes de que Menem finalizara su mandato. En esa ocasión, compartieron momentos en la residencia de Olivos y jugaron al golf en el Jockey Club. Luego, Bush se dirigió al sur del país para disfrutar de la pesca de truchas, una de sus actividades favoritas en Argentina.
Más Allá de la Diplomacia
La relación entre George Bush y Carlos Menem trascendió la mera formalidad diplomática, convirtiéndose en un vínculo político y personal cargado de simbolismo. Desde el apoyo argentino a la Guerra del Golfo hasta las jornadas de golf en Mar del Plata, la amistad entre ambos líderes dejó una huella imborrable en la historia de las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos. Un vínculo que, a pesar de las tormentas políticas y climáticas, perduró en el tiempo.