Una ola de emoción y esperanza recorre Argentina, particularmente la ciudad de Mar del Plata, tras el anuncio de la recuperación del nieto número 140. Este hallazgo no es solo una victoria en la incansable búsqueda de la verdad y la justicia, sino que también está profundamente ligado a una de las integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo en Mar del Plata: Adriana Metz Romero.
El anuncio, realizado por Abuelas de Plaza de Mayo en una emotiva conferencia de prensa en Buenos Aires, reveló que el hombre, ahora de 48 años, es hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz. Se estima que nació el 17 de abril de 1977, en un contexto marcado por la brutal represión de la dictadura militar.
La historia de sus padres es un testimonio desgarrador de la barbarie de aquellos años. Graciela y Raúl fueron secuestrados el 16 de diciembre de 1976 en Cutral Co, Neuquén. Graciela, embarazada de cinco meses, fue arrancada de su hogar junto a su compañero. Testimonios de sobrevivientes revelan que fueron llevados al centro clandestino de detención “La Escuelita” en Neuquén, y posteriormente trasladados a otra “Escuelita” en Bahía Blanca. Fue en este último lugar donde Graciela dio a luz a su hijo, en condiciones inhumanas e inimaginables.
La búsqueda de la identidad de este nieto recuperado ha sido un camino largo y doloroso, pero la perseverancia de Abuelas de Plaza de Mayo, junto con la colaboración de familiares y la sociedad en general, ha dado sus frutos. La identificación del nieto 140 representa un rayo de luz en la oscuridad, un símbolo de que la memoria, la verdad y la justicia prevalecerán.
Graciela Alicia Romero, nacida el 21 de agosto de 1952, era conocida cariñosamente como “Peti” por su familia. Raúl Eugenio Metz, nacido en Bahía Blanca el 24 de agosto de 1953, era apodado “El Melli” por sus amigos. En 1975, la pareja tuvo a su primera hija, Adriana Elisa. Ambos militaban activamente, primero en la Federación Juvenil Comunista y luego en el PRT-ERP.
Tras la desaparición de sus padres, Adriana fue criada por sus abuelos paternos, Oscar y Elisa, en Bahía Blanca. Su infancia estuvo marcada por la ausencia de sus padres y la incansable búsqueda de su hermano, un niño arrebatado por el terrorismo de Estado.
Adriana, visiblemente emocionada durante el anuncio, expresó su gratitud hacia Abuelas de Plaza de Mayo, reconociendo su invaluable labor en la búsqueda colectiva de los nietos que aún faltan. Sus palabras resonaron con fuerza, recordando que la lucha por la memoria, la verdad y la justicia continúa.
A los 14 años, Adriana se mudó a Mar del Plata para vivir con su tía materna. Con el tiempo, se unió a la causa por los derechos humanos, integrándose a Abuelas de Plaza de Mayo, donde ha dedicado su vida a la búsqueda de su hermano y a la defensa de la memoria de sus padres.
La recuperación del nieto 140 es un hito significativo en la historia de la lucha por los derechos humanos en Argentina. Representa un triunfo de la perseverancia y la esperanza, un recordatorio de que la búsqueda de la verdad y la justicia es un camino que debemos recorrer juntos, para que nunca más se repitan los horrores del pasado.
Este reencuentro familiar es un ejemplo de la importancia de mantener viva la memoria y de seguir buscando a los más de 300 nietos que aún faltan. Cada nieto recuperado es una victoria de la sociedad argentina, un paso adelante en la construcción de un país con memoria, verdad y justicia.