La incansable labor de Abuelas de Plaza de Mayo ha dado un nuevo fruto: la restitución de la identidad del nieto número 140. Detrás de este logro, se encuentra una historia de perseverancia y amor fraternal, personificada en Adriana Metz, hermana del nieto recuperado y una activa integrante de Abuelas de Plaza de Mayo en Mar del Plata. Durante años, Adriana compartió una conmovedora carta dirigida a su hermano, un testimonio de esperanza y un llamado a la verdad que finalmente ha encontrado respuesta.
La conexión de Adriana con la búsqueda de la verdad se remonta a su adolescencia. A los 14 años, se trasladó a Mar del Plata para vivir con su tía materna, y fue allí donde se involucró profundamente con la causa de los derechos humanos, encontrando un espacio de compromiso y lucha en Abuelas de Plaza de Mayo.
Cada año, Adriana renovaba su esperanza y su búsqueda. En el 45º aniversario de La Noche de los Lápices, publicó una carta desgarradora, un grito silencioso lleno de anhelo por un encuentro cara a cara con su hermano, arrebatado de su familia durante la dictadura militar. Cinco años después, ese anhelo se ha materializado.
La historia de Adriana y su hermano es una herida abierta en la memoria colectiva argentina. Nacido el 17 de abril de 1977, el nieto recuperado es hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, ambos desaparecidos. El secuestro de sus padres ocurrió el 16 de diciembre de 1976 en Cutral Co, Neuquén, cuando Graciela estaba embarazada de cinco meses. Testimonios de sobrevivientes revelan que la pareja fue detenida en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Neuquén y posteriormente trasladada a “La Escuelita” de Bahía Blanca, donde Graciela dio a luz a su hijo en cautiverio.
La Carta que Nunca Perdió la Esperanza
La carta de Adriana, compartida año tras año, es un documento que refleja la angustia, la esperanza y el amor incondicional de una hermana que nunca se rindió en la búsqueda de su hermano. A continuación, se reproduce la carta completa:
Carta a mi hermano
Mi nombre es Adriana Elisa Metz. Nací en Bahía Blanca en 1975. Mi papá se llamaba Raúl y mi mamá Graciela. Ellos fueron secuestrados en diciembre de 1976 y yo fui entregada a mis abuelos paternos. Cuando mi hermano cumplió 39 años le escribí una carta. Ya pasaron cuatro años y hoy renuevo mi búsqueda.
Querido hermano:
Haciendo F5 llegaste a los 40 y los pasaste. ¿Cuándo festejás tu cumpleaños? ¿Pensaste alguna vez si hay una historia distinta a la que te contaron? Los 24 de marzo y los 16 de septiembre ¿te hacen ruido? Cuando las Abuelas encuentran una nieta, un nieto ¿te quedás mirando y no sabés bien por qué es? ¿En algún momento pasaron por tu cabeza estas preguntas? El 31 de octubre ¿sentís que hay algo, pero en tu agenda no hay nada? Yo nací ese día y en aquella época decían que era el día del ahorro. Hoy algunos festejan el jalogüin (Halloween).
De Bahía Blanca salimos. Tal vez no lo sabés, pero los dos nacimos ahí. Capaz que no sabés tampoco que el 17 de abril es tu cumpleaños, que Graciela y Raúl fueron nuestros padres, que mamá fue muy buena alumna y que a papá le gustaban los animales. Que soy petisa porque salí a los Romero más que los Metz y que a vos no te conozco, pero tengo muchas ganas de hacerlo. Que te busco porque se apropiaron de vos cuando naciste. Que mamá, papá y los abuelos ya no están, pero que entre todos podemos contarte un poquito de ellos. Todo lo que tengo para decirte, todo lo que quiero que me cuentes. Todo tiene que esperar hasta encontrarnos. Vos con tu verdadera identidad, yo con mi hermano.
Las opciones son varias: visitando la página de www.abuelas.org.ar comunicándote a CONADI 0800 222 266 234 O por acá, con tu propia hermana que quiere tomarte de la mano.
La historia del nieto 140 es un recordatorio de la importancia de la memoria, la verdad y la justicia. Es un testimonio del poder del amor fraternal y la perseverancia en la búsqueda de la identidad. El trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo continúa siendo fundamental para sanar las heridas del pasado y construir un futuro con memoria.