En la solemnidad del 9 de julio, la ciudad de Mar del Plata se unió en un acto de profunda significación religiosa y patriótica: la celebración del Te Deum. Este tradicional himno de alabanza y agradecimiento a Dios resonó en las paredes de la Iglesia Catedral, congregando a autoridades civiles, militares, representantes de diversas instituciones y fieles en general.
El Te Deum, cuyo origen se remonta a los primeros siglos del cristianismo, es una expresión litúrgica de gratitud por las bendiciones recibidas y una invocación a la guía divina para el futuro. En Argentina, su celebración se ha convertido en una costumbre arraigada en las fechas patrias, especialmente el 25 de mayo y el 9 de julio, como una forma de encomendar a la nación al amparo de la Providencia.
La ceremonia en Mar del Plata no fue simplemente un acto protocolar, sino una oportunidad para la reflexión y el llamado a la acción. En un contexto social marcado por desafíos y tensiones, la Iglesia Católica, a través de la homilía y las oraciones, elevó un mensaje de esperanza y de compromiso con la construcción de una sociedad más justa y fraterna.
Un Mensaje Central: La Amistad Social
El eje central de la celebración giró en torno al concepto de la “amistad social”, una idea promovida por el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti. Este concepto invita a trascender las diferencias ideológicas, políticas y económicas, buscando puntos de encuentro y construyendo puentes de diálogo y colaboración entre todos los miembros de la sociedad.
La amistad social no implica ignorar los conflictos o las desigualdades, sino abordarlos desde una perspectiva de respeto mutuo y de búsqueda del bien común. Implica reconocer la dignidad intrínseca de cada persona, independientemente de su origen, condición social o creencia, y trabajar juntos para crear una sociedad donde todos tengan la oportunidad de desarrollarse plenamente.
En un mundo cada vez más polarizado y fragmentado, el llamado a la amistad social se vuelve aún más urgente. La Iglesia, consciente de su papel como promotora de la paz y la reconciliación, busca inspirar a los ciudadanos a superar las divisiones y a construir una cultura del encuentro, donde la solidaridad y la fraternidad sean los valores fundamentales.
Reflexiones sobre el Presente y el Futuro
Durante la ceremonia del Te Deum, se realizaron oraciones especiales por el país, por sus gobernantes y por todos aquellos que trabajan por el bien común. Se invocó la sabiduría divina para tomar decisiones justas y equitativas, y se pidió la fortaleza para superar los desafíos que enfrenta la nación.
También se hizo hincapié en la importancia de preservar los valores de la identidad nacional, como la libertad, la justicia, la solidaridad y el respeto por la diversidad cultural. Se recordó el legado de los próceres que lucharon por la independencia y se instó a seguir su ejemplo de entrega y compromiso con el país.
La celebración del Te Deum en Mar del Plata concluyó con un mensaje de esperanza y de confianza en el futuro. Se invitó a todos los presentes a ser protagonistas de la construcción de una Argentina mejor, donde la amistad social sea el motor de la transformación y donde todos puedan vivir con dignidad y justicia.
El eco de las palabras pronunciadas en la Iglesia Catedral resonará en los corazones de los marplatenses, inspirándolos a trabajar juntos por una sociedad más justa, fraterna y solidaria. La celebración del Te Deum no fue solo un acto religioso, sino un compromiso renovado con los valores de la patria y con la construcción de un futuro mejor para todos.