Adriana Metz: Una Historia de Reencuentro y Esperanza tras la Recuperación del Nieto 140

La búsqueda incansable de la verdad y la justicia, pilares fundamentales en la labor de Abuelas de Plaza de Mayo, ha vuelto a rendir frutos. Adriana Metz Romero, reconocida integrante de la filial Mar del Plata de esta emblemática organización, vive una semana de inmensa alegría tras el encuentro con su hermano, el nieto recuperado número 140. Una historia de reencuentro tardío, marcada por la emoción y la esperanza.

En un emotivo relato compartido desde la sede de Abuelas de Plaza de Mayo en Mar del Plata, Adriana describe el momento en que supo de la existencia de su hermano, un hombre de 48 años que creció sin conocer sus orígenes. La noticia llegó de la mano de Manuel Gonçalves Granada, miembro de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), quien viajó hasta Mar de Cobo para informarle sobre el hallazgo. Desde ese instante, Adriana confiesa que la alegría la ha inundado por completo.

“Estoy feliz, estrenando mi primera semana de hermana oficial. Es una alegría compartida: mía, de las familias y de Abuelas”, expresó Adriana, reflejando la profunda conexión que une a quienes luchan por la memoria, la verdad y la justicia en Argentina.

El primer contacto entre los hermanos se produjo a través de una videollamada. Un encuentro virtual cargado de emoción, donde el nieto recuperado compartió su historia de vida, marcada por la soledad y la falta de información sobre su familia biológica. “Yo le dije *’acá estoy’* y me contestó *’sí, ya sé, boluda, vos sí sos mi familia’*. Esa soltura con la que me pudo hablar relaja y alegra”, relata Adriana, destacando la espontaneidad y la conexión inmediata que sintieron.

Posteriormente, se produjo el encuentro presencial en Buenos Aires, un momento que Adriana describe como un diálogo abierto y sincero, lleno de una familiaridad que nunca debió haber sido interrumpida. A pesar del tiempo perdido, ambos hermanos encontraron un terreno común, un lazo sanguíneo que los une y una historia compartida que los marcará para siempre.

Adriana reflexiona sobre el largo camino recorrido y la importancia de la perseverancia en la búsqueda de la identidad. Reconoce que si bien siempre anheló este encuentro, nunca se había permitido imaginar cómo sería. Su mente estaba enfocada en la búsqueda, en la necesidad de encontrar a su hermano y restituirle su derecho a la identidad.

El Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) jugó un papel crucial en la identificación del nieto 140. Adriana destaca que, si bien muchos nietos recuperados son militantes o participan en organizaciones de derechos humanos, lo que facilita su acercamiento a estas instancias, existen otros que, a pesar de sospechar sobre su origen, no se atreven a dar el paso.

Por ello, Adriana enfatiza la importancia de la difusión y la concientización. A pesar de los más de 40 años transcurridos desde los crímenes de la dictadura, la búsqueda continúa. “Mientras se abren y desclasifican los archivos, necesitamos que la gente común que tenga información, se acerque y diga: ‘Conozco a alguien que puede llegar a ser hijo de desaparecidos’. A mi hermano lo encontré porque alguien tenía información y la aportó en Conadi y en Abuelas”, subraya.

La historia de Adriana Metz y su hermano, el nieto recuperado número 140, es un testimonio de la perseverancia, la esperanza y la importancia de la memoria. Un llamado a la acción para que la sociedad se involucre en la búsqueda de la verdad y la justicia, para que ningún nieto quede sin su identidad y para que el horror del pasado no se repita jamás.