La rutina matutina de los comerciantes del centro se ha visto empañada por una creciente sensación de vulnerabilidad. Cada día, al abrir sus negocios, se enfrentan a la incertidumbre de lo que encontrarán, víctimas de una modalidad delictiva que parece imparable: el destrozo de vidrieras para saquear los locales.
En esta ocasión, el blanco fue una marroquinería ubicada en una céntrica intersección. Al iniciar la jornada laboral del martes, los empleados se toparon con una escena desoladora: cristales esparcidos por el suelo y una piedra de gran tamaño en el interior del local. “Nos rompieron la vidriera del comercio”, lamentó la encargada, visiblemente afectada por el incidente.
El local, situado estratégicamente en la esquina de Santiago del Estero y San Martín, fue escenario de este acto vandálico. Daniela, la encargada, relató a las autoridades la frustrante situación: “Frenamos un patrullero, a ver si alguien había visto algo en el recorrido de la noche, y nadie vio nada”. La sensación de impunidad se acrecentaba con cada palabra.
La Inefectividad de la Vigilancia Urbana
Un detalle particularmente alarmante, y que resuena entre los comerciantes del microcentro, es la aparente ineficacia de la vigilancia urbana. “Lo peor es que en la esquina de enfrente hay un domo de la Municipalidad”, señaló Daniela, expresando su incredulidad ante la falta de disuasión que ejercen las cámaras de seguridad.
La presencia de estos dispositivos, teóricamente destinados a prevenir y registrar delitos, no parece ser suficiente para frenar los actos vandálicos que azotan la zona. Los comerciantes se preguntan si las cámaras están realmente operativas o si su ángulo de visión es el adecuado para cubrir los puntos críticos.
Daños Materiales y Sensación de Indefensión
A pesar del susto y la indignación, la dueña del local encontró un pequeño consuelo en el hecho de que los delincuentes no lograron ingresar al comercio. Sin embargo, el daño material es considerable. La vidriera destrozada representa un gasto importante y una interrupción en la actividad comercial.
Más allá de lo económico, el incidente deja una profunda sensación de indefensión entre los comerciantes. La repetición de estos actos vandálicos genera un clima de inseguridad y desconfianza en las autoridades. La falta de respuestas efectivas por parte de la policía y la municipalidad alimenta la frustración y el temor de que la situación empeore.
Un Llamado a la Acción
Este nuevo episodio de vandalismo en el centro de la ciudad pone de manifiesto la urgente necesidad de reforzar las medidas de seguridad. Los comerciantes exigen una mayor presencia policial en las calles, una revisión de la efectividad de las cámaras de seguridad y una respuesta más rápida y contundente ante los delitos.
La seguridad de los comerciantes y sus negocios es fundamental para el desarrollo económico de la ciudad. Las autoridades deben tomar medidas concretas para garantizar la tranquilidad de quienes invierten y trabajan en el centro, evitando que la inseguridad se convierta en un obstáculo insalvable.