Un giro inesperado ha sacudido los cimientos de un caso judicial que resonó en la opinión pública. Tomás Ghisoni, hijo de un reconocido médico obstetra, Pablo Ghisoni, ha admitido públicamente que la denuncia de abuso sexual que presentó contra su padre durante su adolescencia fue, en realidad, una falsedad. Esta confesión, realizada a través de un video difundido recientemente, arroja luz sobre una historia compleja de manipulación y las devastadoras consecuencias que tuvo para todas las partes involucradas.
“Mi nombre es Tomás Ghisoni”, comienza el joven en su declaración, “y estoy haciendo este video para contar algo que me costó años admitir. Cuando era adolescente, acusé falsamente a mi padre de algo gravísimo”. La admisión es impactante, pero lo que sigue revela una trama aún más perturbadora: “Lo más difícil de admitir es que sostuve esa acusación por más de 10 años. Crecí escuchando que mi papá era peligroso y que le tenía que tener miedo. No fue una mentira inventada por mí. Fue una historia sostenida, repetida e impuesta por mi madre”.
Tomás, ahora con 20 años, relata cómo fue víctima de la manipulación de su madre, Andrea Vázquez, también médica, quien lo instó a denunciar a su padre por abuso sexual. Esta acusación llevó a Pablo Ghisoni a pasar tres años en prisión preventiva, un período marcado por la angustia y la incertidumbre. Durante el proceso judicial, se organizaron manifestaciones públicas en apoyo al joven y a su madre, y en contra del obstetra. Incluso después de su absolución, el caso generó debates a nivel nacional, con críticas a lo que se consideró una “insólita absolución”.
El origen de este conflicto se remonta a octubre de 2012, cuando el Tribunal de Familia N°3 de Lomas de Zamora ordenó que tres menores de edad fueran retirados de la custodia de su madre y puestos al cuidado de su padre. Pablo Ghisoni había denunciado a Andrea Vázquez por obstruir su contacto con los hijos. La justicia falló a su favor, permitiendo que los niños vivieran con su padre y mantuvieran contactos esporádicos con su madre.
Sin embargo, la situación dio un vuelco en 2014. Dos de los hijos, acompañados por Andrea Vázquez, denunciaron a Pablo Ghisoni por abuso sexual y volvieron a vivir con ella. El tercer hijo, Francisco, se negó a participar en la denuncia y permaneció con su padre. “Durante una de las visitas que teníamos con ella, manipuló a mis hermanos para que hicieran una denuncia falsa, así se podían quedar con ella. En la cual yo me negué a participar porque era una mentira. Ese día, el de la denuncia, fue la última vez que vi a mis hermanos”, declaró Francisco en defensa de su padre, añadiendo que su madre no acató la orden judicial de reintegrarlo al hogar paterno.
Según los registros, Andrea Vázquez realizó un total de 40 denuncias contra su exmarido por diversos delitos. La confesión de Tomás revela la fragilidad de la verdad en medio de una batalla legal y emocional. “La historia (del abuso) con el tiempo se transformó en una verdad emocional, sin sustento real. En consecuencia, mi papá fue preso tres años. Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su dignidad. En todo esto, yo también perdí la confianza en mí mismo, a mi familia y a mi papá durante más de una década”, lamenta Tomás en su video.
El joven describe cómo fue condicionado para mantener la acusación, repitiendo un relato que se le había impuesto. “Fui víctima de un entorno que me enseñó a repetir un relato. Me enseñó qué decir, qué no decir, qué dibujar. Ya sea en audiencias o distintos contextos. Y yo, sin entenderlo del todo, lo hice. Y eso destruyó a un hombre inocente”, concluye Tomás, reconociendo el daño irreparable causado por una mentira que se prolongó durante años.
Este caso plantea interrogantes sobre la manipulación infantil, la presunción de inocencia y las consecuencias devastadoras de las falsas acusaciones. La retractación de Tomás Ghisoni no solo exonera a su padre, sino que también abre un debate sobre la necesidad de proteger a los niños de la instrumentalización en conflictos familiares y de garantizar la justicia para aquellos que son injustamente acusados.