Un torbellino de acontecimientos sacudió al club Quilmes, dejando al descubierto una profunda crisis institucional y deportiva. Aldo Pedro Duscher, ex campeón mundial Sub 20 con la selección argentina en Malasia 1997, protagonizó una salida caótica que culminó con su desvinculación del equipo.
La historia comenzó el miércoles, tras una dura derrota ante Racing de Córdoba. Duscher, visiblemente afectado, presentó su renuncia al cargo de director técnico. La noticia parecía marcar un punto final a su breve ciclo al frente del “cervecero”, y una dupla técnica interina se preparaba para tomar las riendas del equipo.
Sin embargo, el jueves la situación dio un giro inesperado. Duscher, aparentemente arrepentido de su decisión, se presentó en el entrenamiento con la intención de retomar su puesto. Su llegada desató una fuerte controversia, especialmente con el presidente del club, Mateo Magadán. Testigos presenciales relataron un acalorado enfrentamiento verbal entre ambos, que estuvo a punto de escalar a agresiones físicas.
Duscher argumentó que contaba con el respaldo del plantel y que había reconsiderado su renuncia, deseando continuar al frente del equipo. No obstante, la dirigencia del club no estaba dispuesta a ceder. Según trascendió, se realizó una votación entre los jugadores para decidir quién debía dirigir al equipo. La mayoría se inclinó por la dupla Ricardo Vendakis y Néstor Frediani, entrenadores de las divisiones juveniles, quienes ya habían comenzado a dirigir la práctica del día. Aunque esta versión es negada por algunas partes involucradas, lo cierto es que el futuro de Duscher en Quilmes quedó sellado.
Con la situación futbolística resuelta, la dupla Vendakis-Frediani dirigirá el próximo partido ante Los Andes. Mientras tanto, la dirigencia del club deberá decidir si buscará un nuevo entrenador para ocupar el cargo de forma permanente.
Por su parte, Duscher se considera despedido y exige el pago total de su contrato, lo que anticipa un nuevo conflicto entre las partes. Su paso por Quilmes fue breve y turbulento, dirigiendo apenas siete encuentros, con un balance de dos victorias, dos empates (uno de ellos con derrota por penales ante San Lorenzo en la Copa Argentina) y tres derrotas.
Este episodio deja al descubierto la fragilidad institucional y deportiva que atraviesa Quilmes. El equipo, que había sido armado con la ilusión de retornar a la Primera División después de varios años, se encuentra ahora sumido en una profunda crisis, con el riesgo de descender a la Primera B Metropolitana como una amenaza latente.
La salida de Duscher, marcada por la renuncia, el arrepentimiento, la pelea con los dirigentes y la decisión final de los jugadores, representa un capítulo insólito en la historia reciente del club y plantea interrogantes sobre el futuro inmediato del equipo.