La rutina matutina se vio drásticamente interrumpida en el Instituto Educativo Punta Mogotes. El ir y venir habitual de estudiantes y profesores fue eclipsado por una inusual presencia policial que captó la atención de todos. Lo que comenzó como un murmullo pronto se convirtió en un espectáculo digno de ser grabado y compartido: un despliegue masivo de fuerzas de seguridad, vehículos policiales y personal municipal apostados frente a la escuela.
¿La razón de tal movilización? Un operativo coordinado por la DDI para desalojar una propiedad contigua al colegio, ubicada en la calle Lebensohn al 1800. Las denuncias que pesaban sobre el inmueble eran graves: venta de drogas, usurpación y hasta trata de personas. Ante la magnitud de las acusaciones, se requirió la participación de diversas unidades especializadas, incluyendo la UTOI, el GAD, Caballería, la Patrulla Municipal, y personal de Zoonosis y Desarrollo Social.
La magnitud del operativo, con decenas de efectivos y vehículos, generó una comprensible conmoción entre la comunidad educativa. La tranquilidad característica de la zona de Punta Mogotes se vio alterada por esta intervención policial. Según testimonios de vecinos, la propiedad albergaba a alrededor de veinte personas, pertenecientes a seis familias. La edificación, de dos plantas más una terraza, estaba dividida en seis departamentos, dos por cada nivel.
El operativo de desalojo, aunque impactante, fue considerado necesario por muchos residentes de la zona, quienes habían expresado su preocupación por las actividades ilícitas presuntamente desarrolladas en la propiedad. La presencia policial buscaba garantizar la seguridad de todos los involucrados y llevar a cabo el desalojo de manera ordenada.
La investigación del caso recae ahora en la Fiscalía 12, a cargo de Luis Ferreyra, quien deberá determinar la veracidad de las denuncias y las responsabilidades correspondientes. Mientras tanto, en el Instituto Educativo Punta Mogotes, las clases retomaron su curso normal tras la tensión vivida durante la mañana. Sin embargo, el recuerdo del inusual despliegue policial y el revuelo generado seguramente perdurarán en la memoria de los estudiantes y profesores.
Aunque el operativo concluyó, las autoridades mantuvieron un control de tráfico en la zona durante algunas horas, para asegurar que no hubiera inconvenientes adicionales. Este incidente pone de manifiesto la importancia de la colaboración entre la policía y la comunidad para abordar problemas de seguridad y garantizar el bienestar de los ciudadanos.
El suceso subraya la necesidad de una respuesta efectiva ante denuncias de actividades ilícitas que afectan la seguridad y la tranquilidad de los barrios. La rápida acción de las autoridades y la coordinación entre diferentes fuerzas de seguridad fueron clave para llevar a cabo el desalojo de manera segura y ordenada, minimizando el impacto en la comunidad educativa y los residentes de la zona.