Absuelta Madre Acusada de Consentir Abusos Sexuales Masivos a Sus Hijas en Argentina

Absuelta Madre Acusada de Consentir Abusos Sexuales Masivos a Sus Hijas en Argentina

En un giro sorprendente, un tribunal de la provincia de Santiago del Estero, Argentina, ha absuelto a una mujer previamente condenada por su presunta complicidad en los abusos sexuales sufridos por dos de sus seis hijas. Ana María Lejido, quien había sido sentenciada a ocho años de prisión en noviembre de 2021, fue liberada tras una revisión del caso.

Lejido había sido declarada “partícipe necesaria” del delito de “abuso sexual con acceso carnal reiterado y agravado en perjuicio de dos menores”. Las acusaciones originales apuntaban a su concubino, Belindo Ariel Orellana, así como a seis hermanos y cuatro sobrinos de este, como los perpetradores de los horribles abusos.

La investigación reveló, a través de testimonios en Cámara Gesell, que las seis hijas de Lejido, con edades comprendidas entre los 7 y los 15 años, fueron víctimas de los abusos. Lejido había comenzado una relación con Orellana en 2010, con quien tuvo cuatro hijas. Además, criaba a dos hijas de una relación anterior.

Según la investigación, Orellana comenzó a abusar de la mayor de las hijastras de Lejido en un período de siete meses, cuando la joven tenía entre 10 y 16 años. Los abusos se intensificaron, involucrando a los hermanos y sobrinos de Orellana, quienes sometieron a las niñas a un tormento inimaginable, incluyendo a las hijas biológicas de Lejido.

El caso salió a la luz en junio de 2017, cuando tres de las hermanas huyeron de su hogar y buscaron refugio con una tía paterna. Allí, relataron los abusos sufridos a manos de su padrastro, sus hermanos y sus sobrinos. Los testimonios de las víctimas fueron escalofriantes, acusando a Lejido de complicidad activa en los crímenes.

Una de las víctimas, de 15 años, declaró que su padrastro la abusaba y que su madre “se reía y les gritaba: viólenlas”. Otra hermana testificó que las niñas eran “pasadas de mano en mano” y que eran violadas y manoseadas. Las niñas que se resistían eran encerradas en el corral de las cabras, según los testimonios. Incluso las hijas más pequeñas manifestaron que ser manoseadas por el clan Orellana era algo normal.

A pesar de la gravedad de las acusaciones y los testimonios de las víctimas, la Justicia centró su atención en la defensa de Lejido, que argumentó que la mujer sufría “violencia de género” por parte de su pareja. Sus representantes legales argumentaron que no se había demostrado de manera clara cuál fue su “aporte esencial” a los delitos. El magistrado a cargo del caso consideró que Lejido actuó “violentada por una fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave o inminente”, lo que llevó a su absolución.

La decisión ha generado controversia y ha levantado interrogantes sobre la protección de las víctimas de abuso sexual y la responsabilidad de los adultos que consienten o facilitan estos crímenes. El caso pone de manifiesto la complejidad de la violencia intrafamiliar y la dificultad de probar la complicidad en casos de abuso sexual masivo.