Búsqueda de Arte Robado por Nazis: Allanamiento en Parque Luro Tras Pista de un Ghislandi Perdido

Un operativo policial sacudió la tranquilidad del barrio Parque Luro, en Mar del Plata, cuando agentes federales allanaron una vivienda en la calle Cardiel, casi esquina Patagones. El objetivo: recuperar el valioso cuadro “Retrato de una dama”, obra del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, presuntamente en posesión de los descendientes de Friedrich Kadgien, un financista con vínculos nazis que falleció en Buenos Aires en 1978.

La investigación, liderada por el fiscal federal Carlos Martínez, se enmarca en una denuncia por encubrimiento de contrabando. La hipótesis central es que la obra, robada durante la Segunda Guerra Mundial, ha permanecido oculta durante décadas, resurgiendo ahora a través de pistas que apuntan a la familia Kadgien.

La Agencia de Patrimonio Cultural de los Países Bajos ha seguido de cerca el caso, convencida de que el cuadro, perteneciente a una colección privada neerlandesa expoliada por los nazis, se encuentra en manos de las hijas del antiguo miembro de las SS. Esta convicción se basa en una investigación periodística exhaustiva, publicada en el diario Algemeen Dagblad de Rotterdam, que ha contado con el análisis de expertos en arte.

El allanamiento, supervisado directamente por el fiscal Martínez, culminó con el secuestro de un arma larga, un arma corta y varias reproducciones de cuadros. Sin embargo, la pieza clave, el “Retrato de una dama”, no fue encontrada en el lugar.

La pista principal que condujo al allanamiento surgió de las fotografías publicadas durante la venta de una propiedad perteneciente a una de las hermanas Kadgien. En una de las imágenes del interior de la vivienda, concretamente en el salón, se podía apreciar un cuadro que, según los investigadores, guarda un gran parecido con la obra de Ghislandi.

Expertos como Annelies Kool y Perry Schrier, asesores de la Agencia de Patrimonio Cultural de los Países Bajos (Rijksdienst), han expresado su convencimiento de que se trata del original. “No hay motivos para pensar que pueda ser una copia”, afirmaron, añadiendo que las dimensiones coinciden con la información que poseen. Para confirmar su autenticidad, sería necesario examinar el reverso de la pintura en busca de marcas o etiquetas que certifiquen su procedencia.

La historia del “Retrato de una dama” es trágica y está intrínsecamente ligada a los horrores de la Segunda Guerra Mundial. La obra formaba parte de la colección del galerista de arte Jacques Goudstikker, quien falleció al intentar huir de los Países Bajos tras la invasión nazi. En Ámsterdam, Goudstikker dejó atrás más de 1100 obras de arte de su propiedad.

Su esposa Desiree y su hijo lograron llegar a Estados Unidos, conservando un folleto donde el galerista judío había catalogado todas las obras de su colección. Durante la ocupación nazi, el banquero alemán Alois Mield adquirió la galería y sus activos en una operación que nunca fue reconocida por los herederos de Goudstikker. Posteriormente, el mariscal del Reich Herman Göring y otros altos funcionarios nazis se apropiaron de las obras de arte de la colección por un valor muy inferior al real.

Según el diario neerlandés, documentos oficiales revelan que Friedrich Kadgien, el funcionario alemán radicado posteriormente en Argentina, poseía el “Retrato de una dama”. El valor actual de esta obra del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, que vivió entre 1655 y 1743, es desconocido, pero su importancia histórica y artística la convierten en un objeto de deseo para coleccionistas y un símbolo de la expoliación nazi.

La investigación continúa, y las autoridades no descartan nuevas acciones para recuperar la obra y esclarecer el papel de los descendientes de Kadgien en su ocultamiento.