El horizonte se dibuja con pinceladas de nostalgia y expectativa. Para los aficionados argentinos, la era de Lionel Messi en la selección nacional se acerca a su capítulo final en suelo patrio. Aunque la lógica del tiempo ya anticipaba este momento, escuchar al astro confirmarlo añade una capa de emotividad al próximo encuentro contra Venezuela. Ese partido, más que un mero trámite eliminatorio, se convertirá en un hito, un recuerdo imborrable en la historia del fútbol argentino.
Pero antes de que la albiceleste acapare los reflectores, Messi, enfundado en la camiseta rosa del Inter Miami, volvió a demostrar su capacidad para desafiar los límites. En un clásico electrizante contra Orlando, el equipo de Florida se encontró al borde del abismo. Con el marcador adverso y el tiempo corriendo en contra, la magia del ’10’ se hizo presente. Dos goles, dos destellos de genialidad, fueron suficientes para voltear el resultado y catapultar al Inter Miami a una nueva final de la Leagues Cup, un torneo que ya conquistó con anterioridad.
Tras la victoria, con la adrenalina aún fluyendo por sus venas, Messi se enfrentó a las preguntas de la prensa. Sus palabras, directas y sinceras, resonaron con fuerza: “El partido contra Venezuela será especial, sí, va a ser un partido muy especial para mí porque es el último de Eliminatorias. No sé si después habrá amistosos o más partidos”. La incertidumbre sobre su futuro en la selección se mezclaba con la certeza de que este adiós en las eliminatorias merecía ser compartido con sus seres queridos. “Por eso me va a acompañar mi familia: mi mujer, mis hijos, mis padres, mis hermanos y todos lo que puedan. Lo vamos a vivir de esa manera, después no sé qué pasará”, confesó.
La inminente despedida de Messi de las eliminatorias sudamericanas en Argentina marca el fin de una etapa gloriosa, pero también abre un interrogante sobre el futuro de la selección. Su presencia en el campo, su liderazgo y su innegable talento han sido pilares fundamentales del éxito reciente del equipo. La conquista de la Copa América y el Mundial son testimonios irrefutables de su impacto.
Ahora, con el horizonte post-eliminatorias como telón de fondo, surge la pregunta inevitable: ¿qué depara el futuro para Messi y la selección argentina? Si bien el astro no ha cerrado definitivamente la puerta a futuros compromisos, la realidad es que su participación en amistosos o torneos venideros es una incógnita. Lo que sí es seguro es que su legado perdurará en la memoria de los aficionados y en los anales de la historia del fútbol.
El partido contra Venezuela, por lo tanto, trasciende lo meramente deportivo. Se convierte en una oportunidad para rendir homenaje a un ícono, para celebrar una trayectoria llena de éxitos y para agradecerle por todas las alegrías que ha brindado al país. Será un momento de emociones encontradas, de aplausos ensordecedores y quizás, también, de alguna lágrima furtiva. Porque despedir a Messi de las eliminatorias en casa es, en definitiva, despedir a una parte importante de la historia del fútbol argentino.