En el mundo de la astrofotografía, donde la paciencia y la precisión son tan cruciales como la tecnología, destaca el nombre de Lucas D’Ortone, un apasionado fotógrafo de Mar del Plata que ha logrado capturar la majestuosidad del universo con una belleza y rigor científico que asombran al mundo.
Hace quince años, D’Ortone se embarcó en un viaje autodidacta hacia la astrofotografía. En una época donde los recursos eran escasos y la información limitada, su pasión lo impulsó a conectar con una incipiente red de fotógrafos y a forjar su propio camino. Su dedicación y talento no tardaron en ser reconocidos. Tres años después de iniciar su aventura, fue galardonado en el concurso de Astrofotografía del Observatorio de la Universidad de La Punta, en San Luis, un hito que marcaría el inicio de una exitosa carrera como fotógrafo y educador.
Su reciente trabajo en La Payunia, Malargüe, Mendoza, ha generado un gran revuelo en la comunidad fotográfica y más allá. D’Ortone recuerda su primer encuentro con este paisaje único: “La primera vez que estuve en Malargüe, en 2022, me hablaron de La Payunia. No la conocía ni siquiera de nombre, pero cuando vi fotos del lugar me propuse que algún día iba a hacer astrofotografía ahí”. La combinación de la aridez volcánica de La Payunia con la inmensidad del cielo nocturno representaba un desafío irresistible para su lente.
En 2024, D’Ortone tuvo la oportunidad de trabajar en un parque con huellas de dinosaurios, obteniendo un permiso especial que le permitió fusionar el patrimonio terrestre con la belleza del cielo estrellado. Esta experiencia lo animó a gestionar un permiso excepcional para adentrarse en La Payunia durante la madrugada. “Finalmente en 2025 se dio, y pude concretar ese proyecto que llevaba años imaginando”, explica el fotógrafo, quien combina su pasión por la astrofotografía con su profesión como técnico informático.
Al reflexionar sobre su experiencia en La Payunia, D’Ortone destaca la singularidad del lugar: “Lo primero que rescato es haber podido conocer un lugar extraordinario, que realmente parece otro planeta. En pocos kilómetros el paisaje y los colores cambian de manera sorprendente, algo único de ver en una misma reserva”. El acceso a esta área protegida representó un gran honor y una responsabilidad para el fotógrafo, quien se sintió privilegiado de poder capturar la magia del cielo nocturno en un entorno tan especial.
Para D’Ortone, la astrofotografía no se limita a la creación de imágenes estéticas. “La astrofotografía no es solo una imagen estética, a través de los colores podemos interpretar la edad de las estrellas, la composición de las nebulosas y otros datos relevantes, por eso es fundamental respetar los colores reales para que la foto tenga también un valor científico”, explica. Su enfoque combina la belleza artística con la precisión científica, buscando revelar los secretos del universo a través de sus fotografías.
La planificación es un elemento crucial en el trabajo de D’Ortone. “El cielo cambia día a día y no siempre es igual, por lo tanto es necesario conocer la fase lunar, para evitar la contaminación lumínica de la luna, y la posición de la Vía Láctea de acuerdo a la época del año, el día y el horario”, detalla. La paciencia es otra virtud indispensable para el astrofotógrafo, quien invierte largas horas en la captura y el procesamiento de sus imágenes.
“Para lograr una panorámica completa de la galaxia se necesitan varias fotografías, cuya cantidad depende de la distancia focal utilizada, que luego se fusionan digitalmente para abarcar el arco entero junto al paisaje terrestre. Cada detalle exige tiempo y precisión, desde la planificación inicial hasta el procesado final”, explica D’Ortone.
Mirando hacia el futuro, D’Ortone planea regresar a Malargüe para continuar explorando sus cielos y compartiendo su conocimiento a través de talleres. Además, seguirá impartiendo clases online personalizadas a estudiantes de toda Latinoamérica. En octubre, tiene previsto organizar un taller en Piedra Naranja, un lugar cercano a Mar del Plata con cielos limpios, como cierre de la temporada de la Vía Láctea. Lucas D’Ortone continúa inspirando a otros a mirar hacia las estrellas y a descubrir la belleza y los misterios del universo a través de la astrofotografía.