La escena gastronómica argentina se encuentra de luto tras la irreparable pérdida de Germán Torres, un visionario panadero cuyo impacto resonará por generaciones. A la temprana edad de 40 años, Torres falleció el domingo, luego de una valiente batalla contra una larga enfermedad. Su legado, sin embargo, permanece imborrable, marcado por una profunda transformación en la concepción del pan artesanal en el país.
Germán Torres no provenía del mundo de la panadería tradicional. Inicialmente, se formó como publicista, una disciplina que, sin duda, influyó en su capacidad para comunicar la pasión y el valor detrás de cada uno de sus panes. Su incursión en la gastronomía lo llevó a estudiar en el prestigioso Instituto Argentino de Gastronomía (IAG). Durante su formación, acumuló experiencia en reconocidos restaurantes como Guido’s, Quimbombó y Dadá Bistró, además de trabajar en panaderías de renombre como Le Pain Quotidien y La Panadería de Pablo. Una estadía en Nueva York resultó crucial, moldeando su perspectiva sobre la panificación y abriendo sus horizontes a nuevas técnicas y sabores.
El año 2016 marcó un antes y un después en la panadería argentina con la fundación de Salvaje Bakery en el barrio de Palermo. Este espacio, concebido como un laboratorio de innovación, se convirtió rápidamente en un ícono de la panadería alternativa en Buenos Aires. Salvaje Bakery demostró que la masa madre, un ingrediente ancestral y a menudo relegado, podía conquistar el paladar de un público joven y ávido de nuevas experiencias gastronómicas. Torres supo comunicar el valor de la tradición, la calidad de los ingredientes y el proceso artesanal, atrayendo a una clientela que buscaba algo más que un simple pan.
Posteriormente, Germán Torres desarrolló su marca personal, Delirante, enfocándose en la elaboración de pan de centeno artesanal, un producto que reflejaba su compromiso con la autenticidad y la excelencia. Su espíritu emprendedor lo llevó a asociarse con el reconocido chef Christian Petersen, dando vida a La Valiente, una panadería que consolidó aún más su reputación como uno de los referentes indiscutibles del sector.
La noticia de su fallecimiento ha conmovido profundamente a la comunidad gastronómica. Chefs de la talla de Fernando Trocca, Tomás Kalika, Narda Lepes y Lucas Canga han expresado públicamente su dolor, destacando no solo el talento de Torres, sino también su generosidad y su capacidad para inspirar a nuevas generaciones de panaderos. Christian Petersen, su socio y amigo, lo despidió con un emotivo mensaje, recordando la pasión y la dedicación que Torres imprimía a cada receta.
A pesar de su corta edad, Germán Torres trazó un camino que muchos hoy recorren con entusiasmo. Su trabajo incansable contribuyó a que la panadería artesanal ocupara un lugar protagónico en la mesa argentina, elevando el pan de masa madre de una rareza a una costumbre apreciada y valorada. Su legado perdurará en cada hogaza, en cada aroma, en cada sabor que recuerde su pasión por el pan bien hecho. Germán Torres no solo hizo pan, sino que construyó una cultura alrededor de él, dejando una huella imborrable en la gastronomía argentina.