En el corazón de Mar del Plata, una tranquila cuadra ubicada en la intersección de Luro y República del Líbano, se ha convertido en el escenario de una preocupante crisis comercial. Una serie de robos implacables ha diezmado la actividad económica de la zona, obligando a varios comerciantes a bajar sus persianas y dejando un palpable sentimiento de inseguridad entre los residentes.
El punto de inflexión llegó con una oleada de hurtos y actos vandálicos que afectaron directamente a tres establecimientos comerciales: una estética, una tienda de ropa y una perfumería. Estos negocios, que antes contribuían a la vitalidad del barrio, se vieron forzados a cerrar sus puertas ante la imposibilidad de operar en un entorno tan hostil.
El caso de Mariana, propietaria de uno de los locales, es particularmente alarmante. Según relató, su negocio fue asaltado tres días consecutivos. “Me llamaron a las seis menos cuarto de la mañana para avisarme que habían encontrado el local con las rejas arrancadas”, explicó. “Se llevaron gran parte de la mercadería, pero algo había quedado. Pese a reponer las rejas y colocar nuevos candados, los ladrones volvieron la noche siguiente y vaciaron completamente el lugar”. Esta experiencia traumática, sumada a la falta de seguridad, la llevó a tomar la difícil decisión de cerrar su negocio.
Los otros dos comercios afectados sufrieron un destino similar. Sus dueñas, visiblemente afectadas, expresaron su frustración y desesperación: “No podemos seguir así”, lamentaron.
Un Mini Paseo Comercial en Decadencia
La cuadra en cuestión, situada a escasos metros de la concurrida avenida Luro, solía ser un pequeño pero vibrante centro comercial. Los vecinos encontraban en sus locales una variada oferta de productos y servicios que satisfacían sus necesidades cotidianas. Sin embargo, la situación actual dista mucho de esa imagen próspera.
De los cuatro locales que componían este mini paseo comercial, solo uno permanece abierto. Su dueña, a pesar de su valentía, reconoce que los robos han tenido un impacto devastador en su negocio. “Los delincuentes están ensañados”, denuncia, expresando su profunda preocupación por la seguridad de su local y de sus clientes.
El supermercado ubicado frente a los locales, aunque genera cierto movimiento durante el día, no logra compensar la falta de actividad comercial en la cuadra. Sus vidrieras principales dan a la avenida Luro, dejando la calle República del Líbano en una penumbra que favorece la delincuencia, especialmente durante la noche.
Un Grito Desesperado por Seguridad
Ante esta situación límite, los comerciantes que aún resisten claman por una mayor presencia policial y medidas de seguridad efectivas. “Queremos vigilancia, que la Policía pase, que no sólo patrullen un poco”, exigen. “Necesitamos seguridad para poder trabajar”. Su llamado desesperado refleja la urgencia de una intervención que permita revertir el declive comercial y devolver la tranquilidad a esta zona de Mar del Plata.
La historia de esta cuadra es un claro ejemplo de cómo la delincuencia puede desestabilizar una comunidad y afectar gravemente su economía. La falta de seguridad no solo perjudica a los comerciantes, sino que también impacta en la calidad de vida de los vecinos, generando un clima de miedo e incertidumbre. Es fundamental que las autoridades tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad en la zona y apoyar a los comerciantes que luchan por mantener sus negocios a flote.