Mar del Plata, una ciudad que palpita al ritmo de sus olas y el bullicio de su gente, se enfrenta a una problemática creciente: el abandono de sus plazas, descampados y espacios públicos. La desidia, palpable en barrios como López de Gomara, San José y Florencio Sánchez, ha desatado la indignación vecinal, quienes denuncian el impacto negativo en la seguridad, la salud y la convivencia diaria.
López de Gomara: Un Laberinto de Pastizales y Peligro Inminente
En López de Gomara, la situación es alarmante. Frente a un conocido hipermercado, sobre la Ruta 2 y Florisbelo Acosta, los pastizales han crecido desmesuradamente, convirtiéndose en una trampa para los transeúntes. Julián, un vecino preocupado, relata: “Hace meses que no cortan el pasto. Ya mide más de un metro y medio, y cuando cruzamos la ruta, la visibilidad es nula. Es un peligro, especialmente para los niños que se dirigen a la escuela”.
La frustración de los vecinos se agudiza ante la falta de respuesta del Emsur (Ente Municipal de Servicios Urbanos). A pesar de los múltiples intentos de comunicación a través del 147 y correos electrónicos, la indiferencia persiste. La pregunta que resuena en el aire es: ¿a quién recurrir?
San José: Entre la Mugre, la Inseguridad y el Silencio Oficial
El barrio San José no escapa a esta realidad. Los vecinos alzan su voz ante la suciedad y la inseguridad que azotan la zona de Almafuerte y Funes. “Tenemos la vía hecha un desastre, mugre por todos lados, robos constantes y personas durmiendo a la intemperie. Nadie nos escucha”, claman en un mensaje colectivo.
La desesperación los impulsa a buscar visibilidad a través de los medios, con la esperanza de que su problemática sea atendida. El abandono ha superado los límites de lo tolerable, afectando la calidad de vida de los residentes.
Florencio Sánchez: Una Plaza Olvidada y un Futuro Incierto
En Florencio Sánchez, la plaza principal, delimitada por las calles Calabria, Dellepiane, Valentini y Sicilia, es un claro reflejo de la desidia. Pastizales altos, juegos rotos, basurales improvisados y luminarias averiadas configuran un panorama desolador. “El abandono es lamentable, y nadie hace nada”, lamenta Martín, un vecino consternado.
La falta de mantenimiento no solo afecta el aspecto estético del lugar, sino que también impide su disfrute por parte de la comunidad. La acumulación de basura en la esquina de Valentini y Sicilia agrava la situación, convirtiéndose en un foco de contaminación y un riesgo para la salud pública.
Juana, otra vecina, expresa su frustración: “Se acerca la época ideal para disfrutar la plaza, pero en estas condiciones, ni siquiera los niños pueden jugar. La mayoría de los juegos están rotos”.
Escuelita de Fútbol Vencedores: Un Sueño Obstaculizado por la Desidia
La situación alcanza un punto crítico en la escuelita de fútbol Vencedores, donde los niños entrenan en un terreno invadido por pastizales. La altura del pasto dificulta el entrenamiento y provoca la pérdida constante de balones. Dylan, un joven jugador, suplica: “Por favor, necesitamos que lo mantengan, porque así no podemos venir acá”. Su entrenador destaca la importancia del trabajo social que realiza la escuelita, resaltando la necesidad de un espacio digno para el desarrollo de los jóvenes.
Un Llamado a la Acción y un Futuro en Juego
Los reclamos vecinales se multiplican en distintos puntos de Mar del Plata, evidenciando una deuda pendiente del municipio en materia de mantenimiento de espacios públicos. Los vecinos, cansados de sentirse marginados, exigen respuestas concretas y soluciones a corto plazo. “Pagamos los impuestos como todos, pero sentimos que vivimos en barrios de segunda”, afirman con indignación.
La comunidad marplatense se une en un grito unánime: el abandono de los espacios públicos debe cesar. La seguridad, la salud y la calidad de vida de los vecinos están en juego. La esperanza reside en que las autoridades escuchen el clamor popular y actúen en consecuencia, transformando la desidia en compromiso y devolviendo a Mar del Plata el brillo que merece.