Hace dos décadas, la ciudad de Mar del Plata se convirtió en el epicentro de la política hemisférica al albergar la IV Cumbre de las Américas. El evento, que congregó a representantes de 32 naciones, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de los marplatenses, marcada por la llegada de figuras prominentes, obras de infraestructura a contrarreloj y un discurso que resonaría en la historia.
La elección de Mar del Plata como sede no fue casualidad. Tras la decisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) de realizar la cumbre en Argentina, el entonces intendente Daniel Katz vislumbró una oportunidad única para proyectar la ciudad a nivel internacional. En una contienda reñida con Bariloche y Córdoba, fue el propio Presidente Néstor Kirchner quien confirmó que “La Feliz” sería el escenario de este trascendental encuentro.
Los preparativos para la Cumbre se desarrollaron en un clima de incertidumbre y escepticismo. La magnitud de las obras necesarias, sumada a la controversia generada por la visita del Presidente estadounidense George W. Bush, generaron inquietud entre los habitantes. Los informes de inteligencia que alertaban sobre posibles riesgos para la seguridad del mandatario estadounidense intensificaron aún más las tensiones.
Un Despliegue de Obras para un Evento Histórico
La realización de la IV Cumbre de las Américas requirió una inversión significativa en infraestructura. Se amplió la pista del Aeropuerto Internacional Astor Piazzolla para permitir el aterrizaje de aviones presidenciales, y se extendió la Ruta 2 hasta la Avenida Luro. El paseo costero fue objeto de una profunda remodelación, culminando con la construcción del Paseo de las Américas, un puente adornado con molinos de viento. Se mejoró la iluminación en el centro y la costa, y se realizaron trabajos de bacheo en las áreas afectadas por la Cumbre.
Además, se llevó a cabo una puesta en valor de espacios emblemáticos como la Plaza España, la Plaza de las Américas en Punta Iglesia y los parques San Martín y Primavesi. Se creó un paseo de esculturas con vistas al mar, y se revalorizaron las manzanas 115, 116 y 117, así como la Plaza Colón, Playa Chica, Playa Grande, el Paseo Base Naval y la Rotonda Mástil.
La repavimentación alcanzó el Boulevard Marítimo, la Avenida Champagnat y la Ruta 2, mientras que el Teatro Auditorium, sede de las ceremonias de apertura y clausura, fue modernizado con una nueva red de infraestructura eléctrica y de comunicaciones.
Durante la semana de la Cumbre, se implementaron estrictas medidas de seguridad. Los residentes y trabajadores de la zona perimetrada debían portar una credencial para acceder al área vallada, que se extendía desde Catamarca hasta la costa y desde las avenidas Luro hasta Colón.
El “No al ALCA”: Un Legado Político
El evento dejó una marca indeleble en la historia política del continente. La Cumbre se convirtió en el escenario del rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una propuesta impulsada por Estados Unidos. La frase “No al ALCA”, pronunciada por el entonces Presidente venezolano Hugo Chávez, resonó en todo el mundo.
La Cumbre fue inaugurada el 4 de noviembre con un discurso del Presidente Néstor Kirchner, quien instó a sus homólogos a comprometerse con la economía y la seguridad. Al día siguiente, la negativa de Argentina, junto a Brasil, Venezuela, Paraguay y Uruguay, marcó un hito en la lucha contra el ALCA.
A pesar del estancamiento en el área comercial, la Declaración de Mar del Plata definió 52 mandatos centrados en la creación de empleo, el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y la promoción de la participación ciudadana. Además, se firmaron acuerdos bilaterales entre Argentina y Venezuela para el suministro de gasoil venezolano a cambio de maquinaria agrícola y asistencia científica argentina.
La Cumbre en Números
La IV Cumbre de las Américas atrajo a 1.596 periodistas, incluyendo 828 argentinos y 242 marplatenses. El 37,6% de los acreditados pertenecían a la televisión, el 12,8% a la radio, el 30,3% a la prensa escrita y el 19,3% a agencias de noticias.
Un total de 28.544 personas llegaron a Mar del Plata para participar en el evento, incluyendo 7.500 asistentes a la III Cumbre de los Pueblos. Se estima que el gasto total generado por la Cumbre ascendió a 6.971.754 millones de dólares.
En los días previos a la Cumbre, se invirtieron 140 millones de pesos en obras públicas, se perimetraron 250 manzanas de la ciudad y se crearon 600 puestos de trabajo.
A 20 años de la IV Cumbre de las Américas, Mar del Plata recuerda un evento que transformó su infraestructura, marcó un hito en la política hemisférica y dejó una huella imborrable en la memoria de sus habitantes.