La provincia de Córdoba se encuentra consternada tras un horrendo doble femicidio y el posterior secuestro de un niño de tan solo cinco años. El trágico suceso, ocurrido en Villa Serrana, cobró la vida de Luna Giardina, de 27 años, y su madre, Mariel Zamudio.
Pablo Laurta, expareja de Luna y padre del menor, es el principal sospechoso de este atroz crimen. Tras una intensa búsqueda que se extendió por más de 24 horas, Laurta fue finalmente detenido.
El niño, identificado como P. R., fue objeto de una exhaustiva búsqueda por parte de las autoridades y, afortunadamente, fue encontrado sano y salvo. La historia detrás de este crimen revela un historial de violencia y amenazas que precedieron al trágico desenlace.
Un Pasado Marcado por la Violencia
Laurta, de nacionalidad uruguaya, había sido denunciado por Luna Giardina hace tres años. La joven, tras escapar de Uruguay junto a su hijo, relató un intento de estrangulamiento por parte de Laurta. En su denuncia, Luna expresó su temor por su vida, describiendo a Laurta como un hombre violento y peligroso.
Tras escapar de su agresor, Luna se radicó en Córdoba, buscando rehacer su vida junto a su madre. Retomó sus estudios universitarios en el campo de la agronomía, intentando construir un futuro mejor para ella y su hijo. Sin embargo, a pesar de las medidas judiciales interpuestas, Laurta logró localizarla y perpetrar el ataque fatal.
Premonitorios Mensajes en Redes Sociales
Horas antes del crimen, Luna compartió un mensaje en su cuenta de Facebook que hoy adquiere un significado escalofriante: “Vamos bien. ¡Qué lindo es llorar de felicidad! Lo que es para uno, siempre, siempre, termina llegando. Gracias a Dios”. Este mensaje, publicado tras obtener una buena nota en la universidad, refleja la esperanza y el optimismo que Luna intentaba mantener a pesar de su pasado traumático.
En un posteo anterior, Luna había escrito una frase que ahora resuena con un eco sombrío: “Todos los psicópatas son asesinos”. Días antes del crimen, también compartió una advertencia: “Por tu propia salud mental, toma las señales confusas de las personas como un rotundo no”. Estos mensajes, ahora analizados con detenimiento, revelan una profunda comprensión de la personalidad de su agresor y una intuición sobre el peligro que la acechaba.
Una Madre Dedicada
Luna era una madre dedicada y amorosa. En sus redes sociales, compartía mensajes sobre su estrecho vínculo con su hijo. Cuatro días antes del crimen, publicó una imagen con la frase: “Las madres no tienen plan B”, acompañada del comentario: “Lo más hermoso”. Su actividad en redes sociales retrataba a una mujer centrada en la maternidad, los estudios y la reconstrucción de su vida tras años de violencia.
El Perfil Digital del Agresor
En contraste con la imagen de Luna, Pablo Laurta mantenía una intensa actividad digital marcada por la misoginia y la victimización. Era señalado como administrador o colaborador de la página “Varones Unidos”, una plataforma desde la cual cuestionaba el accionar judicial en casos de violencia de género. En este perfil, incluso llegó a publicar una foto junto a su hijo, acusando a la “justicia feminista de Córdoba” de “mantener a un niño secuestrado en Argentina en un contexto de extorsiones y explotación infantil”. Estos contenidos refuerzan la hipótesis de un trasfondo de odio y manipulación que culminó en el trágico doble femicidio.
Este caso pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de protección a las víctimas de violencia de género y de abordar las causas profundas de la misoginia y el machismo en nuestra sociedad. La memoria de Luna y Mariel exige justicia y un compromiso firme para prevenir futuros femicidios.