La vida, a menudo, entrelaza momentos de alegría y éxito con profundas tragedias. Para la renombrada familia de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, figuras icónicas del entretenimiento argentino, esta dualidad ha sido una constante, marcada por pérdidas inesperadas que han dejado una huella imborrable.
Hace quince años, la familia Yankelevich-Morena se enfrentó a una devastadora pérdida: la repentina muerte de Romina Yan. La talentosa actriz y productora, hija de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, falleció a los 36 años el 28 de septiembre. Su partida prematura, causada por un aneurisma que desencadenó un ataque cardíaco no traumático, conmocionó al mundo del espectáculo y dejó un vacío irremplazable en el corazón de sus seres queridos y admiradores.
La noticia de su fallecimiento resonó en toda Argentina, dejando un luto generalizado. Romina Yan era mucho más que una figura pública; era un símbolo de talento, carisma y alegría. Su trabajo en exitosas series infantiles y juveniles la había convertido en un ídolo para varias generaciones, y su partida dejó un profundo sentimiento de tristeza y desconcierto.
Sin embargo, la adversidad volvería a golpear a la familia. Años después, otro 28, esta vez de julio, la tragedia se repitió con la inesperada muerte de Mila Yankelevich, nieta de Cris Morena y Gustavo Yankelevich. La pequeña, de tan solo siete años, era hija de Tomás Yankelevich y Sofía Recca. Su fallecimiento, ocurrido en un trágico accidente de navegación, sumió a la familia en un nuevo período de dolor y consternación.
Mila participaba en un campamento de verano organizado por la Miami Youth Sailing Foundation cuando el velero en el que se encontraba, junto con otros niños y una consejera, fue embestido por una barcaza. El impacto provocó el hundimiento de la embarcación, resultando en la muerte de Mila y otra niña argentina de 13 años. El accidente dejó también a otros menores en estado grave.
La coincidencia de fechas, ambos fallecimientos ocurriendo un día 28, despertó una ola de comentarios y especulaciones en las redes sociales. Muchos usuarios señalaron el 28 como un “número maldito” para la familia Morena-Yankelevich, destacando la trágica repetición de este número en momentos de profundo dolor.
La partida de Mila, al igual que la de Romina, dejó un vacío inmenso en el seno familiar. La pequeña, que había nacido ocho años después de la muerte de su tía, era vista por muchos como un símbolo de esperanza y renovación tras la tragedia. Su alegría y vitalidad habían traído un nuevo brillo a la vida de sus abuelos y padres, haciendo aún más dolorosa su pérdida.
Cris Morena, visiblemente afectada por la pérdida de su nieta, expresó su dolor en las redes sociales, recordando a Mila con inmenso amor y ternura. En un emotivo mensaje, la describió como “mi niña con alas, mi hadita feliz y libre… Sos sol, libertad, abrazos, bella inquieta, dulce niña amada, especial, brillante nietita querida!!! Te amoooo siempre!!!”. Estas palabras reflejan el profundo amor y cariño que Cris sentía por su nieta, y la inmensa tristeza que embarga a toda la familia.
La historia de la familia de Cris Morena y Gustavo Yankelevich es un relato de éxito profesional y personal, pero también de pérdidas irreparables. A pesar del dolor, su legado en el mundo del entretenimiento argentino perdura, y el recuerdo de Romina y Mila vivirá siempre en el corazón de sus seres queridos y admiradores. Su historia nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento junto a nuestros seres queridos.