En un paraje cercano al Dique Las Maderas, en San Salvador de Jujuy, un curandero identificado como P.A.G. ha sido condenado por un acto de abuso sexual que conmocionó a la comunidad. La historia, que comenzó con la búsqueda de alivio para un joven que sufría dolores y depresión, terminó en una pesadilla de traición y violencia.
La víctima, acompañada por su madre, acudió al consultorio de P.A.G. con la esperanza de encontrar una solución a sus problemas de salud. El curandero, tras escuchar las dolencias del joven y su estado depresivo, lo invitó a pasar a una especie de capilla improvisada. Allí, bajo la promesa de un tratamiento curativo, el agresor comenzó su perturbador ritual.
Según el relato de la víctima, P.A.G. lo sentó en una silla y procedió a soplarle humo de cigarrillo por todo el cuerpo. Este acto, que inicialmente podría haber parecido parte de una ceremonia tradicional, rápidamente se transformó en un pretexto para el abuso sexual. El joven, atónito y vulnerable, fue víctima de un acto de traición que marcaría su vida para siempre.
Tras el abuso, la víctima, presa del shock y la confusión, logró levantarse y abandonar el lugar junto a su madre. Fue en la intimidad, lejos de la presencia del agresor, donde el joven pudo finalmente revelar el horror que había vivido. La madre, consternada y furiosa, no dudó en denunciar el crimen a las autoridades.
La denuncia condujo rápidamente a la detención de P.A.G., quien fue sometido a un proceso judicial que culminó con una condena de 5 años de prisión. El delito imputado fue el de abuso sexual gravemente ultrajante, una calificación que refleja la gravedad del acto cometido y el daño causado a la víctima.
Este caso pone de manifiesto la vulnerabilidad de las personas que, en busca de soluciones a sus problemas de salud, recurren a prácticas alternativas como la curandería. Si bien muchas de estas prácticas pueden ser inofensivas e incluso beneficiosas, es fundamental ser consciente de los riesgos que implican y desconfiar de aquellos que, amparándose en la tradición o la espiritualidad, abusan de su posición de poder.
La historia de este joven es un recordatorio de la importancia de denunciar cualquier tipo de abuso y de proteger a los más vulnerables. La justicia, en este caso, ha actuado con celeridad y firmeza, pero es necesario seguir trabajando para prevenir este tipo de crímenes y garantizar que las víctimas reciban el apoyo y la atención que necesitan para superar el trauma.
El caso de P.A.G. no es un hecho aislado. En muchas comunidades, la figura del curandero goza de un gran respeto y confianza, lo que puede facilitar el abuso de poder y la manipulación. Es fundamental promover la educación y la concienciación sobre los riesgos de estas prácticas, así como fomentar la denuncia de cualquier sospecha de abuso.
La salud mental y física de las personas no deben ser puestas en riesgo por individuos que se aprovechan de su vulnerabilidad. La justicia y la sociedad deben trabajar juntas para proteger a las víctimas y garantizar que los agresores rindan cuentas por sus actos.