Daniel Katz Advierte sobre el Futuro de la UCR y Critica la Política Actual

En el complejo panorama político actual, marcado por la constante reconfiguración de alianzas con la mirada puesta en las próximas elecciones, Daniel Katz, exintendente de General Pueyrredon, ha lanzado una serie de contundentes advertencias sobre el presente y el futuro de la Unión Cívica Radical (UCR). Katz sostiene que el partido centenario se encuentra en una encrucijada crucial, donde su propia identidad está en juego, alertando sobre los peligros de caer en estrategias electoralistas que podrían comprometer su esencia.

El referente radical ha puesto especial énfasis en el auge de La Libertad Avanza (LLA), describiéndolo como un espacio que impone “un contrato de adhesión”. Según Katz, LLA ofrece una especie de “amnistía” a figuras de diversa procedencia, siempre y cuando se “pinten de violeta” y se sumen a su causa, sin importar su historial previo. Esta postura, según Katz, plantea un serio dilema ético y político.

Katz también criticó la actitud de ciertos referentes del PRO en la provincia de Buenos Aires, quienes, según él, estarían dispuestos a aceptar las condiciones impuestas por LLA. Para el radicalismo, esto representa un límite inaceptable, ya que considera fundamental mantener la integridad y los principios del partido por encima de cualquier cálculo electoral.

El exjefe comunal reconoció la complejidad de las negociaciones políticas en la provincia de Buenos Aires, anticipando un escenario fragmentado y lleno de obstáculos. Señaló que, debido a la existencia de ocho secciones electorales distintas, es probable que se formen alianzas diferentes en cada una de ellas. Además, destacó que LLA tiene una representación limitada entre los intendentes, lo que dificultará aún más las negociaciones.

Uno de los puntos centrales de la reflexión de Katz es la creciente pérdida de identidad del radicalismo, especialmente en distritos históricamente afines como la Ciudad de Buenos Aires. Katz lamentó que el partido haya perdido gran parte de su electorado tradicional, que en el pasado votó al PRO y, más recientemente, se ha dividido entre LLA y el PRO. En las últimas elecciones en CABA, la UCR, bajo el sello Evolución de Martín Lousteau, apenas alcanzó el 2% de los votos.

Con crudeza, Katz describió el deterioro del vínculo entre el partido y su base histórica: “Hemos perdido no solamente un rumbo sino el grueso del electorado natural del radicalismo: la clase media, el pequeño y mediano comerciante, el profesional independiente, el laburante con ambiciones republicanas e institucionales, la gente que se abraza a la independencia de poderes. Valores que históricamente la UCR representó”.

Katz se opone firmemente a las estrategias de supervivencia a cualquier precio. Advierte que “mimetizarse o ser furgón de cola de alguien para ver si retenemos un concejal en Saladillo es ir camino a la extinción”. En su opinión, los votantes prefieren la autenticidad a las copias, lo que significa que el radicalismo debe evitar diluir su identidad en alianzas oportunistas.

En lugar de buscar atajos electorales, Katz propone un profundo debate interno para redefinir la identidad y la metodología de trabajo del partido, con el objetivo de recuperar la credibilidad y ofrecer una alternativa atractiva a la sociedad. Reconoce que este proceso podría implicar años difíciles, pero considera que es necesario para que emerjan dirigentes creíbles y sólidos que puedan volver a posicionar al radicalismo como una fuerza relevante en la política argentina. Katz aboga por recuperar ese espacio de centroizquierda que, según él, Argentina necesita, sin caer en la demagogia populista.

“El presidente es un desquiciado”

Al margen de la situación de la UCR, Katz también se refirió a la conmoción política generada por la ratificación de la condena a Cristina Kirchner. Descartó la existencia de un caso de persecución política, argumentando que Kirchner no está impedida de participar en política y que simplemente se ha cerrado el circuito judicial que corresponde a cualquier ciudadano.

En cuanto a la situación del país bajo el gobierno libertario, Katz fue categórico: “el presidente es un desquiciado”. Advirtió sobre el impacto negativo del plan económico en la microeconomía, señalando que, si bien hay algunos aspectos macroeconómicos que parecen estar funcionando, la mayoría de la gente no llega a fin de mes y el consumo se ha derrumbado.

Katz concluyó expresando su preocupación por el futuro del país, afirmando que si el consumo no se recupera y la gente no tiene dinero en el bolsillo, se avecinan tiempos muy difíciles para el gobierno, lo que podría tener consecuencias electorales en el futuro.