Un evento inusual sacudió el mundo del tenis profesional en el Challenger Tour, la antesala de los grandes torneos de la ATP. Durante un torneo celebrado en Hersonissos, Grecia, el tenista alemán Mats Rosenkranz, número 358 del ranking mundial, fue descalificado de manera sorprendente tras tomar una decisión que, aunque comprensible bajo las circunstancias, contravino las estrictas reglas del circuito.
Rosenkranz se enfrentaba al italiano Pietro Orlando Fellin, clasificado en el puesto 561 de la ATP. Después de un intenso primer set, ganado por el alemán con un ajustado 7-5, el calor sofocante y la alta humedad, que alcanzaban los 30 grados Celsius y un 74% respectivamente, comenzaron a pasarle factura. En un intento por refrescarse y recuperar energías para los siguientes sets, Rosenkranz tomó una decisión que cambiaría el curso del partido: se dirigió brevemente a los vestuarios para tomar una ducha rápida.
La sorpresa llegó al regresar a la cancha. Para su asombro, Rosenkranz fue informado de su descalificación inmediata. La razón: según el reglamento de la ATP, está estrictamente prohibido que los jugadores abandonen la cancha para ir al vestuario, ya sea para cambiarse de ropa o para usar el baño, sin la autorización explícita del juez de silla. Esta norma se considera una medida para evitar el abuso de los tiempos de descanso entre sets.
A pesar de las vehementes protestas de Rosenkranz, quien insistió en que su ducha había durado apenas unos segundos, el juez de silla y el supervisor del torneo se mantuvieron firmes en su decisión, aplicando el reglamento al pie de la letra. La descalificación fue confirmada, dejando al tenista alemán atónito y frustrado. Como resultado, Pietro Orlando Fellin avanzó automáticamente a los cuartos de final del torneo, beneficiándose de la infortunada decisión de su oponente.
Este incidente pone de relieve la rigidez de las normas en el tenis profesional y la importancia de que los jugadores conozcan a fondo el reglamento. Si bien la intención de Rosenkranz era comprensible, dada la intensidad del calor y la humedad, su acción fue considerada una infracción grave que ameritaba la descalificación.
Cabe destacar que este no es un caso aislado en el mundo del tenis. En 2022, durante otro torneo Challenger, el tenista argentino Federico Delbonis denunció que su oponente, el estadounidense Nicolás Álvarez de Alborán, se había duchado durante un descanso. Tras una inspección del vestuario, el árbitro confirmó la denuncia y procedió a descalificar a Álvarez de Alborán, demostrando que la ATP toma muy en serio el cumplimiento de esta norma.
Estos incidentes sirven como recordatorio para todos los jugadores de tenis profesionales y aspirantes a profesionales: el conocimiento y el respeto por las reglas son tan importantes como la habilidad en la cancha. Una decisión aparentemente inofensiva puede tener consecuencias devastadoras, como la pérdida de un partido y la descalificación de un torneo.