Darío Sztajnszrajber, reconocido filósofo y divulgador, nos invita a repensar el amor desde una perspectiva filosófica. En su propuesta, explora cómo la filosofía puede ser una herramienta poderosa para deconstruir las estructuras que moldean nuestras relaciones afectivas, revelando las desigualdades y asimetrías de poder que a menudo se esconden tras la fachada del amor romántico.
Su enfoque desafía las concepciones tradicionales del amor basadas en la posesión, la exclusividad y la dependencia, proponiendo en cambio una visión del amor como un encuentro entre singularidades. Un encuentro donde la prioridad reside en el otro, sin que esto implique la anulación del yo. Una experiencia que no necesita la institucionalización para ser genuina.
El Amor y la Condición Humana: Un Invento Revelador
Sztajnszrajber explora el significado del amor como un invento humano, preguntándose qué revela sobre nuestra condición. Recurriendo a los textos griegos, como la Teogonía de Hesíodo, destaca que el amor ha sido históricamente asociado a la unión, la procreación y la creación. En El Banquete, Platón lo considera una vía para alcanzar la inmortalidad a través de la reproducción y la creación de obras.
Así, el amor se presenta como una respuesta a la finitud, una búsqueda de trascendencia y plenitud. Sin embargo, Sztajnszrajber advierte que este paradigma del amor como búsqueda de la “otra mitad” puede llevar a la disolución del otro, sacrificando su individualidad en pos de la completitud.
Tiempo, Deseo y la Duración del Amor
El autor reflexiona sobre la relación entre el tiempo, el deseo y la duración del amor, planteando la pregunta de si es posible unir el deseo y el amor sin que se opongan. Haciendo referencia a la distinción griega entre Kairós (el tiempo de la ocasión) y Cronos (el tiempo medible), sugiere que el amor puede vivirse intensamente en momentos efímeros, como un beso, sin necesidad de una duración prolongada.
También menciona la idea de Roland Barthes de preferir un amor que arda a uno que dure, enfatizando la importancia de recuperar el eros, el deseo, liberándolo de las ataduras del consumo y la posesión. Un deseo que conviva con la falta como parte de su esencia.
Profanar el Amor: Restituirlo a lo Cotidiano
Sztajnszrajber cuestiona la carga excesiva que a menudo depositamos en el amor, atribuyéndole la capacidad de solucionar todos nuestros problemas. Propone, siguiendo a Agamben, “profanar” el amor, es decir, restituirlo a lo cotidiano, con sus dolores, sus faltas y sus imperfecciones.
Para el filosofo la clave no está en el amor en sí mismo, sino en el otro. Un amor que priorice al otro implica incomodidad, perturbación y desencuentro, pero también una entrega y una retracción en función de la prevalencia del otro. Un amor que arde, pero de amor.
Soledad y Encuentro: La Paradoja del Amor
Reflexionando sobre la paradoja del amor, Sztajnszrajber cita a Derrida y Nietzsche, quienes plantean que el amor es el encuentro de dos soledades. El otro, en su alteridad, es quien puede transformarnos, pero esta transformación implica una soledad inherente a la individualidad.
En este sentido, el autor rescata la imagen de Epicuro de dos personas que transitan caminos separados, pero que en un momento dado convergen y comparten un tramo juntos. Un encuentro fortuito que no exige la fusión, sino que celebra la singularidad de cada uno.
Amor y Pedagogía: El Deseo de Buscar lo Imposible
Finalmente, Sztajnszrajber explora la relación entre el amor y la pedagogía, recurriendo a El Banquete de Platón. El amor al saber, como el amor en general, implica la búsqueda de algo imposible, un deseo que nunca se satisface por completo.
En el ámbito educativo, esto se traduce en la transmisión del deseo de buscar lo imposible, de conectar desde un lugar distinto. En un mundo cada vez más virtual, el autor reivindica la importancia del encuentro presencial, del cuerpo a cuerpo, como una experiencia vital y amorosa.
En definitiva, Darío Sztajnszrajber nos invita a deconstruir el amor, a cuestionar sus fundamentos y a explorar nuevas formas de amar, más libres, más justas y más conscientes. Un amor que no se base en la posesión ni en la dependencia, sino en el respeto y la valoración del otro en su singularidad.