La reciente detención de un cuidacoches en estado de ebriedad en Mar del Plata ha reavivado la discusión sobre los límites de la actuación de la Patrulla Municipal y su interacción con personas en situación de calle. El incidente, que fue compartido por el intendente Guillermo Montenegro a través de sus redes sociales, ocurre poco después de una resolución judicial que restringe el accionar de la Patrulla Municipal en operativos que involucren violencia física o verbal.
Según el informe oficial, el Cuerpo de Patrulla Municipal (CPM) se encontraba realizando una recorrida preventiva en la calle 3 de Febrero, en la intersección con Hipólito Yrigoyen, cuando recibieron una alerta vecinal sobre la presencia de un individuo, identificado como un “trapito”, que aparentemente se encontraba en estado de ebriedad. Los vecinos reportaron que el individuo estaba causando disturbios y molestando a los transeúntes.
Al llegar al lugar, los agentes del CPM confirmaron la presencia del hombre, quien se encontraba recostado en la vereda, visiblemente alcoholizado y profiriendo insultos. Tras intentar identificarlo, el individuo adoptó una actitud hostil y se resistió al accionar de los agentes, lo que derivó en un forcejeo en el que uno de los efectivos fue derribado al suelo.
Ante la resistencia y para garantizar la seguridad del personal interviniente y de terceros, los agentes lograron reducir al individuo y colocarle las esposas reglamentarias. Posteriormente, se solicitó la presencia de un móvil policial, que trasladó al hombre, de 39 años, a la Comisaría Primera, donde quedó detenido por los delitos de disturbios en la vía pública y resistencia a la autoridad.
El intendente Montenegro se pronunció sobre el incidente a través de su cuenta de X (antes Twitter), donde afirmó: “No vamos a aflojar contra los trapitos violentos. Las criaturas que pasan no tienen por qué verlos y los vecinos merecen entrar a su casa en paz”. Sus declaraciones reflejan la postura de la administración municipal de mantener una política de tolerancia cero frente a este tipo de situaciones.
Sin embargo, la detención se produce en un contexto particular, ya que días antes, la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal confirmó una resolución judicial que limita el accionar de la Patrulla Municipal. Esta resolución, emitida por el Juez Juan Tapia, ordena a la Comuna abstenerse de realizar operativos que impliquen el uso de violencia física o verbal contra personas en situación de calle.
Esta decisión judicial se basa en un habeas corpus presentado por organizaciones sociales que denuncian abusos y excesos por parte de la Patrulla Municipal en sus intervenciones. El fallo del juez Tapia establece una serie de pautas y protocolos que deben seguir los agentes de la Patrulla Municipal en sus intervenciones, priorizando el diálogo y la asistencia social por encima de la represión y la violencia.
La detención del cuidacoches ebrio, por lo tanto, se convierte en un caso que ilustra la tensión existente entre la necesidad de garantizar la seguridad y el orden público y la obligación de respetar los derechos humanos de las personas en situación de vulnerabilidad. El debate sobre los límites de la actuación de la Patrulla Municipal y la forma de abordar la problemática de las personas en situación de calle continúa abierto y generando controversia en la ciudad de Mar del Plata.