El Ascenso Improbable de Luis ‘Mosquito’ Lazarte: De las Calles al Ring Mundial

La historia de Luis “Mosquito” Lazarte es un relato de superación que desafía las probabilidades. Desde una infancia marcada por la adversidad hasta la consagración como campeón mundial de boxeo, su vida es un testimonio de resiliencia y determinación. En el año 2001, en Bangkok, Tailandia, la perspectiva desde la ventana del piso 12 de un hotel le permitía vislumbrar la magnitud de su trayectoria, una odisea personal que parecía improbable para aquel joven que alguna vez luchó por sobrevivir en las calles de Argentina.

Abandonado por su madre a temprana edad, Lazarte encontró refugio temporal con su tía materna. Sin embargo, el maltrato lo llevó a abandonar el hogar a los 12 años, sumergiéndose en un mundo de incertidumbre y desafíos. “En la calle conocí la vagancia”, recuerda Lazarte, sin ocultar las dificultades que enfrentó. La violencia, paradójicamente, se convirtió en una constante en su vida. “Me gustaban las piñas más que la comida”, confiesa, evocando una época donde la supervivencia era el principal objetivo.

Sin vergüenza alguna, Lazarte relata su pasado como cartonero, cuidacoches y valijero, trabajos informales que le permitían subsistir. Fue en este contexto, en medio de una pelea callejera, que su destino tomaría un giro inesperado. Un enfrentamiento con un boxeador lo introdujo al mundo del pugilismo, abriendo una nueva puerta hacia una vida diferente. “De chico me la pasaba peleando hasta que me peleé con un boxeador y ahí empecé a boxear”, explica.

Su camino en el boxeo comenzó en el gimnasio de Raúl Santos Villalba, con Héctor Di Pilato como preparador físico. Lazarte reconoce la importancia de esta etapa inicial en su desarrollo como boxeador. Posteriormente, un cambio de entrenador, con la llegada de Fernando Sosa, marcaría un punto de inflexión en su carrera. Bajo la tutela de Sosa, Lazarte alcanzaría la cima del boxeo mundial, consagrándose campeón mundial de la categoría Minimosca el 29 de mayo de 2010.

Paralelamente a su carrera deportiva, Lazarte mantuvo un trabajo constante como recolector de residuos desde 1988. Las exigencias físicas de este trabajo, subiendo y bajando del camión, le provocaron lesiones que lo alejaron temporalmente del ring. Sin embargo, su compromiso laboral nunca decayó. En 1997, fue transferido al sector de barrido, donde continúa trabajando hasta el día de hoy. “Me gusta laburar al aire libre. El trabajo me salvó la vida. No soy un boxeador que terminó mal, siempre barrí y llegué a lo más alto que un deportista puede aspirar”, afirma Lazarte, quien considera a Carlos Monzón como su máximo referente.

A pesar de los obstáculos, Lazarte perseveró y logró coronarse campeón mundial en su quinto intento, a los 39 años. Su trayectoria boxística incluye títulos argentino, sudamericano, latino, mundo hispano y mundial. A lo largo de su carrera, disputó 67 peleas, con un saldo de 52 victorias, 12 derrotas, 2 empates y una pelea sin resultado debido a la descalificación de ambos contendientes.

Tras una suspensión de la Federación Internacional de Boxeo, Lazarte se retiró del boxeo hace diez años. “Ya no quiero saber nada, ni exhibiciones, ya está, tengo 54 años, no quiero saber más nada”, asegura. Actualmente, su vida se centra en su trabajo, su familia y el atletismo. Recientemente, participó en el maratón internacional “Pampa Traviesa”, sufriendo una lesión durante la competencia.

Inspirado por su esposa, Lazarte incursionó en el mundo del running, encontrando en este deporte un nuevo desafío. “Empecé a correr por mi señora -con quien está desde sus 18 años- , y me entusiasmé. Es un deporte muy duro, necesitás mucha disciplina”, explica. A pesar de las dificultades físicas, su pasión por el running se mantiene intacta. “Correr voy a seguir corriendo, es algo que me encanta”, concluye Lazarte, el ex boxeador que ahora disfruta de las carreras de larga distancia, habiendo completado maratones en Rosario, Mar del Plata y La Pampa.