En el oscuro laberinto del hampa, los apodos a menudo se convierten en sinónimos de temor y reputación. La historia de Matías Cornejo, tristemente conocido como “Pata de Palo”, es un relato crudo de violencia, confrontación con la ley y una trágica conclusión. Su apodo, lejos de ser un simple mote, encapsula un punto de inflexión en su vida, un evento que lo marcaría para siempre.
El origen de este sobrenombre se remonta al 18 de marzo de 2015. Cornejo, entonces un joven de 18 años, viajaba como acompañante en una motocicleta cuando fueron interceptados por patrulleros policiales cerca del Parque Municipal de los Deportes. Durante la persecución, en la intersección de Ortiz de Zárate y Canosa, cayó al suelo, donde fue reducido y esposado. El sargento Maximiliano Castellano, en un acto que luego sería severamente castigado, le disparó tres postas de goma en la pierna.
La gravedad de las heridas sufridas por Cornejo obligó a su traslado al Hospital Interzonal General de Agudos (Higa). Una semana después, los médicos se vieron forzados a amputarle la pierna. Este incidente desató una ola de indignación y condujo a la desafectación del sargento Castellano de la fuerza policial. En diciembre de 2016, la justicia dictaminó una condena de 12 años de prisión para Castellano, hallándolo culpable del delito de torturas seguidas de lesiones gravísimas.
A partir de ese momento, Matías Cornejo se transformó en “Pata de Palo”. Asentado en el barrio Libertad, su historial delictivo se engrosó, culminando en una pena de un año de ejecución condicional. Sin embargo, su nombre volvería a resonar en las crónicas policiales tras un violento ataque contra la nueva pareja de su exnovia, un acto que lo llevaría nuevamente ante la justicia.
El incidente ocurrió la tarde del 25 de abril de 2017, en las cercanías de las calles Lanzilota y Fortunato de la Plaza. Cornejo, en compañía de otros dos individuos, interceptó a Franco Arancibia, Milagros Peyrano y Rocío Peyrano. Cegado por los celos y el resentimiento, Cornejo increpó a Arancibia, la nueva pareja de su exnovia, tildándolos de “quebrados”. La situación escaló rápidamente, derivando en un forcejeo que fue interrumpido por la intervención de algunos presentes.
Sin embargo, la furia de Cornejo no se detuvo allí. Según la investigación, con la clara intención de quitarle la vida, efectuó al menos dos disparos en dirección a Héctor Anibal Peyrano, hiriéndolo en el hemitórax derecho. Este acto de violencia desmedida lo condujo a enfrentar cargos por tentativa de homicidio.
En diciembre de 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 lo sentenció a seis años y medio de prisión tras un juicio abreviado. Fue hallado culpable del delito de tentativa de homicidio agravado por el empleo de arma de fuego y amenazas agravadas. Tras cumplir su condena, “Pata de Palo” regresó al barrio Libertad, donde su figura generaba tanto temor como respeto, dependiendo del sector. Sin embargo, su libertad sería efímera.
Su nombre volvió a ocupar los titulares tras el asesinato de Rubén “Viruta” Ordoñez, quien fue abatido a balazos el 5 de mayo en las inmediaciones de Pasaje Venezuela y Santa Cruz. Aunque inicialmente se detuvo a Juan Carlos Olivares, portando un arsenal en su vehículo, este no fue imputado por el homicidio. Posteriormente, la policía detuvo a Leonardo Ariel Olivares Ormazabal, alias “El Conio”, hermano de Juan Carlos, y halló un importante cargamento de cocaína.
A partir de ese momento, “Pata de Palo” se convirtió en un fugitivo. La investigación, liderada por el fiscal Carlos Russo, permitió identificar posibles ubicaciones, lo que derivó en allanamientos en Libertad al 8800 y en Venezuela casi Río Negro. Aunque estos operativos resultaron infructuosos, se determinó que Cornejo se encontraba en las cercanías de una vivienda en República Árabe Siria, acompañado por su pareja.
Al acercarse al lugar, los agentes de la DDI fueron recibidos con disparos provenientes del pasillo de una vivienda adyacente. Uno de los proyectiles impactó en el sargento Gustavo Arce, quien sufrió una fractura en su pierna derecha. Tras horas de tensión, la policía irrumpió en la vivienda, confirmando la muerte de Cornejo y el grave estado de Nahuel Niz, uno de sus cómplices, quien fallecería horas después en el Higa.
Los últimos momentos de la vida de “Pata de Palo” permanecen envueltos en interrogantes. La verdad sobre lo sucedido dependerá del testimonio de Flavio Basualdo, el único detenido, o de las mujeres que fueron tomadas como rehenes durante el enfrentamiento final.