El Asilo Unzué, un edificio emblemático de Mar del Plata, se encuentra en el centro de una controversia que enfrenta visiones sobre su futuro. Lo que una vez fue un hogar para huérfanos y ancianos, hoy se debate entre convertirse en un centro comercial privado o mantener su vocación de espacio público y cultural.
La propuesta, impulsada por el concejal Julián Bussetti, plantea la transformación del Asilo Unzué en un polo de desarrollo con fines comerciales. Esta iniciativa ha desatado una ola de reacciones, dividiendo a la comunidad entre aquellos que ven en ella una oportunidad para dinamizar la economía local y quienes defienden la preservación de su valor histórico y social.
Un Legado Histórico y Social
El Asilo Unzué, formalmente conocido como Hogar de Niños y Ex Hogar de Ancianos Unzué, tiene profundas raíces en la historia de Mar del Plata. Fundado a principios del siglo XX por Concepción Unzué de Casares, el edificio fue concebido como un espacio de protección y cuidado para niños huérfanos y ancianos desamparados. Su arquitectura, de estilo pintoresquista, refleja la época dorada de la ciudad balnearia y lo convierte en un testimonio valioso del patrimonio local.
Durante décadas, el Asilo Unzué cumplió un rol fundamental en la comunidad, brindando asistencia y albergue a quienes más lo necesitaban. Con el tiempo, su función original se fue modificando, pero el edificio continuó siendo un espacio de encuentro y desarrollo de actividades culturales y sociales.
La Propuesta Comercial y sus Implicaciones
La propuesta de transformar el Asilo Unzué en un centro comercial ha generado preocupación entre diversos sectores de la sociedad. Los defensores del patrimonio histórico y cultural temen que la privatización del espacio altere su identidad y lo despoje de su valor simbólico. Argumentan que un centro comercial, por definición, prioriza los intereses económicos por encima de las necesidades de la comunidad.
Además, existe el temor de que la construcción de un centro comercial genere un impacto negativo en el entorno urbano, aumentando el tráfico, la contaminación y la congestión vehicular. También se cuestiona la transparencia del proceso de toma de decisiones y la falta de participación ciudadana en el debate.
La Defensa del Espacio Público y Cultural
Frente a la propuesta comercial, numerosas voces se han alzado en defensa del Asilo Unzué como espacio público y cultural. Argumentan que el edificio tiene un valor incalculable para la comunidad y que su función social debe ser preservada. Proponen que se mantenga como un lugar de encuentro, donde se puedan desarrollar actividades culturales, educativas y recreativas.
Algunos sugieren que se podría revitalizar el Asilo Unzué mediante la creación de un centro cultural multifuncional, que albergue talleres, exposiciones, conciertos y otros eventos. Otros proponen la creación de un museo que rescate la historia del edificio y su importancia para la comunidad. En definitiva, la idea es mantener el Asilo Unzué como un espacio abierto a todos, donde se promueva la cultura, la educación y la participación ciudadana.
Un Debate Abierto y Complejo
El debate sobre el futuro del Asilo Unzué es un reflejo de las tensiones entre el desarrollo económico y la preservación del patrimonio histórico y cultural. Es un debate complejo, que involucra diferentes intereses y visiones sobre el futuro de la ciudad. La clave para encontrar una solución satisfactoria reside en el diálogo abierto y transparente, que permita escuchar todas las voces y encontrar un equilibrio entre las necesidades económicas y las aspiraciones de la comunidad.
En definitiva, el futuro del Asilo Unzué se define en la balanza entre la rentabilidad y el rescate de la memoria colectiva. La decisión que se tome marcará un precedente sobre cómo Mar del Plata valora su historia y su patrimonio, y cómo elige construir su futuro.