El mundo del boxeo, tanto en Argentina como a nivel internacional, se encuentra sumido en el dolor tras el fallecimiento de Alejandra “Locomotora” Oliveras, una figura emblemática de este deporte. La seis veces campeona mundial partió tras complicaciones derivadas de un accidente cerebrovascular (ACV) que requirió una intervención quirúrgica de urgencia. Su legado, marcado por la superación personal y los triunfos deportivos, permanecerá imborrable en la memoria colectiva.
Nacida en la provincia de Jujuy, en un contexto de gran humildad, Alejandra Oliveras personificó la perseverancia y la resiliencia. Antes de alcanzar la gloria en el ring, desempeñó diversos trabajos para sustentar a sus hijos, quienes fueron su principal fuente de motivación. Su trayectoria deportiva es una de las más destacadas en la historia del boxeo femenino argentino. Con un impresionante récord de 33 victorias, logró coronarse campeona mundial en seis ocasiones, un logro que le valió un Récord Guinness al ser la única boxeadora en obtener cuatro títulos en diferentes categorías de peso en su momento.
Su camino hacia la cima comenzó en 2006, cuando se alzó con el título de Campeona Supergallo de la AMB (Asociación Mundial de Boxeo). Posteriormente, impulsada por su ambición y sed de victoria, conquistó los títulos de peso pluma (tanto de la AMB como de la OMB – Organización Mundial de Boxeo), ligero (CMB – Consejo Mundial de Boxeo) y superpluma (WPC – Women’s Professional Boxing Championship), enfrentándose a las mejores exponentes de cada categoría y representando a Argentina con orgullo y una inquebrantable pasión.
Más allá de sus incontables logros deportivos, “La Locomotora” Oliveras se convirtió en un referente social gracias a su inspiradora historia de vida. Dedicó gran parte de su tiempo a motivar a jóvenes y a dar visibilidad a las dificultades que enfrentan los atletas, especialmente aquellos provenientes de entornos vulnerables. Su carisma arrollador y su sonrisa genuina la convirtieron en una figura respetada y querida por personas de todos los ámbitos.
Alejandra Oliveras no solo fue una boxeadora excepcional, sino también un ejemplo de superación, lucha y compromiso social. Su legado trasciende el deporte y se convierte en una fuente de inspiración para las futuras generaciones. Su partida deja un vacío irremplazable en el corazón de los argentinos y de todos aquellos que admiraron su talento y su espíritu indomable.
El deporte argentino ha perdido a una de sus grandes heroínas, pero su historia continuará inspirando a seguir luchando por los sueños, sin importar las adversidades. Descansa en paz, campeona.