En el corazón de Hungría, la ciudad de Szekszárd, se convirtió en el epicentro de una competencia singular: el Campeonato Mundial de Cavadores de Tumbas. Este evento, que ha ganado notoriedad desde su inicio en 2016, reúne a equipos de toda Europa, transformando el cementerio Alsóvár en un escenario de destreza y tradición.
Lo que comenzó como una curiosa atracción dentro de una feria funeraria, ha evolucionado hasta convertirse en un campeonato independiente que atrae a participantes y espectadores por igual. Detrás de este peculiar certamen se encuentra la Asociación Húngara de Encargados y Operadores de Cementerios (MTFE), una organización que busca dignificar y promover el oficio de cavador de tumbas.
Según József Varga, presidente de la MTFE, el campeonato no es solo una competencia profesional, sino también una valiosa oportunidad para que la sociedad comprenda y aprecie el arduo trabajo que realizan los cavadores de tumbas. La edición de este año, inaugurada con el apoyo de representantes del gobierno local, requirió semanas de meticulosa preparación para asegurar que el terreno cumpliera con los exigentes estándares del torneo.
El Desafío: Velocidad, Precisión y Resistencia
La competencia en sí es una prueba de habilidad y resistencia. Cada equipo participante se enfrenta al desafío de cavar una tumba con dimensiones específicas: 1,60 metros de profundidad, 80 centímetros de ancho y 2 metros de largo. Esta tarea implica remover aproximadamente 2,5 metros cúbicos de tierra, todo ello dentro de un límite de tiempo de dos horas. Pero el desafío no termina ahí; una vez excavada la tumba, los equipos deben rellenarla en un plazo máximo de 15 minutos.
La velocidad es importante, pero la precisión es fundamental. Los jueces evalúan meticulosamente las dimensiones de cada tumba, asegurándose de que cumplan con las especificaciones exactas. Solo aquellos equipos que combinan velocidad y precisión tienen la oportunidad de alzarse con la victoria.
La Gloria para los Locales
En esta edición, el triunfo fue para un equipo local, compuesto por László Kiss y Róbert Nagy, empleados de la empresa Parakleos Nonprofit Ltd. Su dominio en el arte de la excavación les permitió completar el desafío en un tiempo impresionante de una hora, 33 minutos y 20 segundos. Esta victoria marca su tercer trofeo en la competencia, un reconocimiento que se otorga en forma de palas doradas, plateadas y cobrizas, símbolos de excelencia en su oficio. En contraste, el equipo representante de Rusia ocupó el último lugar en la clasificación.
Un Oficio Revalorizado
Los campeones atribuyen su éxito a la experiencia acumulada en su trabajo diario, más que a un entrenamiento específico para la competencia. A lo largo de los años, este singular torneo ha ido ganando popularidad, atrayendo a equipos de países como Serbia, República Checa y Rusia, consolidándose como un evento cada vez más internacional.
Más allá de su carácter llamativo, el Campeonato Mundial de Cavadores de Tumbas es considerado en Hungría como una forma de revalorizar un oficio ancestral e indispensable. Es un reconocimiento a aquellos que, con su trabajo, honran la memoria de los que ya no están y contribuyen al ciclo de la vida.