La economía argentina enfrenta un desafío persistente: la erosión del poder adquisitivo. Si bien la inflación ha mostrado signos de desaceleración, la caída del salario real impacta directamente en el consumo, afectando a diversos sectores. Los kioscos, tradicionalmente resilientes, no escapan a esta realidad, experimentando una notable disminución en sus ventas.
Martín Mazzarini, un referente de los kiosqueros de Mar del Plata, describe la situación como “complicada”, con una caída en la actividad que oscila entre el 20% y el 30%. Esta contracción dificulta el cumplimiento de las obligaciones comerciales y ha provocado el cierre de varios establecimientos en lo que va del año. Mazzarini señala que, aunque la volatilidad de los precios se ha atenuado, el nivel de ventas sigue siendo inferior al óptimo. Además, denuncia la competencia desleal de algunos mayoristas que han incursionado en la venta minorista, afectando aún más a los pequeños comerciantes.
El consumidor, cada vez más consciente de la necesidad de administrar sus recursos, prioriza sus gastos. Esta cautela se refleja en la disminución de la demanda de ciertos productos que antes se consideraban básicos. Sorprendentemente, dos categorías de productos que históricamente se mantenían estables, incluso en tiempos de crisis, han sufrido un fuerte revés: los chocolates y los cigarrillos.
Mazzarini explica que los chocolates han dejado de ser un artículo prioritario en la canasta familiar, mientras que los cigarrillos, tradicionalmente inmunes a las fluctuaciones económicas, han experimentado una disminución en sus ventas. Ante esta situación, las marcas líderes han lanzado al mercado opciones más económicas para competir con las marcas secundarias, ofreciendo precios que oscilan entre los mil y los tres mil pesos.
La temporada de verano no generó el colchón financiero esperado, lo que agudiza la situación en el invierno. Los kiosqueros depositan sus esperanzas en las vacaciones de invierno, los Juegos Evita y los fines de semana largos para reactivar la actividad y revertir la tendencia negativa. La situación es crítica, con varios kioscos ya cerrados, y la necesidad de recuperar la rentabilidad se vuelve urgente.