El fútbol argentino vibró con un momento cargado de emoción: el retorno de Ángel Di María a Rosario Central. Después de una exitosa carrera en Europa y de coronarse campeón del mundo con la selección argentina en Qatar 2022, el talentoso extremo derecho cumplió su sueño de volver al club que lo vio nacer como futbolista.
La expectación en el Gigante de Arroyito era palpable. Los hinchas de Rosario Central, ansiosos por ver a su ídolo nuevamente vestido con los colores del club, colmaron las tribunas. El ambiente era ensordecedor, una mezcla de alegría, nostalgia y gratitud.
Un Recibimiento Apoteósico
Cuando Di María emergió del túnel, el estadio explotó en un estruendo de aplausos y cánticos. La ovación fue ensordecedora, un reconocimiento a su trayectoria y un cálido abrazo de bienvenida a casa. El ‘Fideo’, visiblemente emocionado, extendió sus brazos en señal de agradecimiento, saludando a cada sector de la tribuna.
La magnitud del momento lo golpeó profundamente. En su camino hacia el centro del campo, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Unas lágrimas que reflejaban la alegría de volver a sus raíces, el orgullo de representar nuevamente a Rosario Central y la inmensa gratitud hacia la afición que siempre lo apoyó.
La Emoción en el Campo de Juego
El recibimiento a Di María no fue solo un acto protocolario, sino una verdadera manifestación de amor y admiración. Cada aplauso, cada cántico, cada bandera flameando en las tribunas, era un mensaje directo al corazón del jugador, un recordatorio de la importancia que tiene para el club y para la ciudad de Rosario.
Tras el emotivo recibimiento, Di María se unió al resto del equipo para realizar los ejercicios de calentamiento previos al partido contra Godoy Cruz, correspondiente a la primera fecha del Torneo Clausura 2025. A pesar de la emoción, se le vio concentrado y enfocado en el desafío que tenía por delante: defender los colores de Rosario Central y brindar alegrías a su afición.
Un Nuevo Capítulo en su Historia
El regreso de Di María a Rosario Central no es solo un hecho deportivo, sino un símbolo de identidad y pertenencia. Es la historia de un jugador que triunfó en el fútbol mundial, pero que nunca olvidó sus orígenes y que decidió volver a casa para devolverle al club y a su gente todo el cariño que le brindaron.
Este emotivo recibimiento marca el inicio de un nuevo capítulo en la historia de Di María y Rosario Central. Un capítulo que promete estar lleno de pasión, entrega y, sobre todo, mucho fútbol.