El Femicidio de Sandra Sánchez en Mendoza: Un Relato de Horror y Desprecio
La provincia de Mendoza se encuentra conmocionada tras el femicidio de Sandra Sánchez, una mujer de 57 años, brutalmente asesinada a puñaladas por su expareja, Enzo Valdovino. Los detalles que emergen de la investigación pintan un cuadro escalofriante de violencia y desprecio, culminando en un acto de barbarie que ha indignado a la comunidad.
El crimen tuvo lugar en una vivienda del barrio Buena Nueva, en Guaymallén. Según los informes iniciales, una discusión por la propiedad de algunos muebles desencadenó la tragedia. La disputa escaló rápidamente, llevando a Valdovino a atacar a Sánchez con un cuchillo, hiriéndola de gravedad en la axila izquierda. Tras el ataque, el agresor intentó huir, pero fue rápidamente aprehendido por las autoridades que llegaron al lugar.
Pero lo que ha generado mayor repudio es la actitud mostrada por Valdovino tras el ataque. Testigos presenciales relataron que, mientras Sandra Sánchez agonizaba en el suelo, un vecino intentaba desesperadamente socorrerla. Valdovino, impasible, observaba la escena desde la puerta de la casa, profiriendo una frase escalofriante: “Déjenla que se muera”. Esta declaración, que refleja una crueldad inaudita, ha resonado en la opinión pública, generando una ola de indignación y exigiendo justicia para la víctima.
Posteriormente, y con total frialdad, Valdovino declaró: “Ya está, no se puede hacer nada, si ya me la mandé”, evidenciando una falta total de remordimiento por el acto cometido. Este comentario refuerza la imagen de un individuo desprovisto de empatía y capaz de cometer el acto más horrendo sin mostrar arrepentimiento.
Allegados a Sandra Sánchez revelaron que la relación con Valdovino había terminado hacía apenas un mes, tras años de un vínculo conflictivo y un proceso de ruptura prolongado. La tensión entre ambos era palpable, y la visita de Valdovino a la casa de Sánchez para retirar algunos muebles fue la chispa que encendió la fatal discusión.
El caso ha sido caratulado como femicidio, y la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, está a cargo de la investigación. Se han implementado protocolos de peritaje con la participación de la Policía Científica y forenses para reconstruir la dinámica del crimen y recabar todas las pruebas necesarias para llevar al responsable ante la justicia.
Este femicidio no es un hecho aislado, sino que se inscribe en una dolorosa estadística de violencia de género que azota a Argentina y al mundo. La frase “Déjenla que se muera” es un reflejo brutal de la misoginia y el desprecio que subyacen a muchos de estos crímenes. Es un llamado de atención urgente para redoblar los esfuerzos en la prevención de la violencia de género, la educación en igualdad y el empoderamiento de las mujeres.
La sociedad mendocina, y la argentina en su conjunto, claman por justicia para Sandra Sánchez. Su muerte no debe quedar impune, y su memoria debe servir como un faro para iluminar el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria, donde ninguna mujer tenga que temer por su vida a manos de quien alguna vez le prometió amor.
Este caso es un recordatorio sombrío de la persistencia de la violencia machista y la necesidad imperiosa de erradicarla. La lucha contra el femicidio es una tarea de todos, y exige un compromiso firme y constante para construir un futuro donde las mujeres puedan vivir libres y seguras.