Desde las sombras de la historia, la figura del vampiro ha emergido como un espejo oscuro de nuestras ansiedades y deseos más profundos. A través de culturas y épocas, este ser nocturno ha encarnado el miedo a lo desconocido, la amenaza de la enfermedad, la represión sexual y los ecos de antiguos cultos paganos. El vampiro, inquietante y escurridizo, ha sido un recipiente perfecto para aquello que nos aterra y, paradójicamente, nos fascina.
Ninguna encarnación ha capturado la imaginación colectiva como el Drácula de Bram Stoker. Desde su publicación en 1897, esta novela gótica ha servido de base para innumerables adaptaciones cinematográficas, cada una interpretando al Conde Drácula –con mayor o menor fidelidad al original– como la personificación de lo ‘otro’.
El Museo Mar se prepara para explorar esta rica tradición cinematográfica con un ciclo de cine dedicado al vampiro, ofreciendo al público la oportunidad de sumergirse en las profundidades de este mito perdurable. A lo largo del mes de octubre, el museo proyectará cuatro películas clave que han definido la representación del vampiro en la pantalla grande, cada una revelando una faceta diferente de su atractivo y su horror.
La primera parada en este viaje nocturno es el clásico Drácula de Tod Browning (1931). Esta película, un hito del cine de terror temprano, presenta al vampiro como un extranjero refinado y seductor, una amenaza que se cierne sobre la sociedad tanto en el plano físico como en el erótico y moral. Bela Lugosi, en su icónica interpretación, estableció el arquetipo del vampiro aristocrático que aún resuena en la cultura popular.
A continuación, el ciclo se adentra en la visión atormentada de Werner Herzog con Nosferatu, vampiro de la noche (1979). Herzog retoma la adaptación original de Murnau, explorando la figura del vampiro como un ser condenado, un espectro trágico marcado por la soledad y la desesperación. Klaus Kinski, en el papel de Nosferatu, ofrece una interpretación visceral y perturbadora que se aleja del glamour hollywoodense para revelar la angustia existencial del vampiro.
La tercera película del ciclo es Drácula de Bram Stoker (1992), dirigida por Francis Ford Coppola. Esta adaptación ambiciosa y visualmente impactante se sumerge en el deseo reprimido que alimenta la sed de sangre del vampiro. Coppola presenta a Drácula como un ser ambiguo y fascinante, monstruoso y sensual a la vez, explorando las raíces históricas y psicológicas del mito.
Finalmente, el ciclo culmina con Nosferatu (2024) de Robert Eggers. Esta nueva versión promete regresar a las raíces ancestrales del mito vampírico, presentando a la criatura como una expresión de lo primario e irracional. Eggers, conocido por su meticulosa recreación histórica y su atmósfera opresiva, seguramente ofrecerá una visión única y aterradora del legendario vampiro.
Más allá de su valor como entretenimiento, este ciclo de cine ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la evolución del mito vampírico y su reflejo de las ansiedades y obsesiones de cada época. Cada película, con su estética y narrativa particular, revela el horizonte cultural que la generó, ofreciendo un recorrido fascinante por las formas en que el cine ha representado lo siniestro desde sus inicios.
Cronograma de Proyecciones:
- “Drácula “ – EEUU, 1931, Dirección: Tod Browning (5 de octubre)
- “Nosferatu, vampiro de la noche” – Alemania, 1979, Dirección: Werner Herzog (12 de octubre)
- “Drácula de Bram Stoker” – EE.UU., 1992, Dirección: Francis Ford Coppola (19 de octubre)
- “Nosferatu” – EE. UU. 2024, Dirección: Robert Eggers (Fecha por confirmar)
Todas las funciones se realizarán a las 18:00 horas. El acceso será por orden de llegada hasta completar el aforo de la sala (200 personas).