El comercio en Mar del Plata, particularmente el sector textil en la prestigiosa calle Güemes, está sintiendo profundamente los efectos de la contracción del consumo y la erosión del poder adquisitivo. La situación refleja una tendencia nacional preocupante que afecta a numerosos negocios.
Según Lucas Tejón, propietario de Lobo Gris, las ventas en unidades han experimentado una caída de aproximadamente un 10% en el último tramo del año. En declaraciones a Extra, la radio y canal de streaming de 0223, Tejón señaló que, si bien los primeros meses del año se mantuvieron relativamente estables, la disminución se intensificó a partir de agosto, posiblemente influenciada por el contexto electoral.
A pesar de esta disminución en las ventas, Tejón destaca un aspecto sorprendente: los precios de las prendas se han mantenido prácticamente sin cambios en comparación con el año anterior. “Una remera o una chomba subieron apenas un 6 o 7% anual. En plata, estamos casi igual que el año pasado”, explica. Sin embargo, esta estabilidad en los precios no compensa el aumento significativo en los costos fijos.
El comerciante describe un panorama desafiante donde los alquileres se han duplicado, el costo del envío de mercancía se ha incrementado sustancialmente, y ofrecer planes de pago en cuotas sin interés implica una pérdida considerable en el margen de ganancia. “El alquiler se duplicó, el envío de una caja cuesta el doble que el año pasado y ofrecer tres cuotas sin interés implica perder un 14 o 15% del producto. Entonces, aunque vendas lo mismo, empezamos a tener problemas”, afirma Tejón.
Para contrarrestar la disminución en las ventas, los comerciantes están recurriendo a estrategias como el aumento de la publicidad y la oferta de precios más accesibles. Sin embargo, Tejón advierte que incluso con prendas más baratas, no se ha logrado reactivar el consumo de manera significativa. La competencia desleal generada por la importación de productos, principalmente de China e India, agrava aún más la situación.
Tejón explica que los productos nacionales, fabricados con materiales de alta calidad como lana merino o bremer, no pueden competir en precio con los productos importados de menor calidad, como el acrílico. “Nosotros fabricamos con lana merino o bremer, de calidad superior, mientras que lo que entra de afuera es acrílico. No compiten en calidad, pero el que decide es el consumidor”, destaca.
Ante este panorama, Tejón reconoce la necesidad de adaptarse y asumir las consecuencias de la disminución en las ventas. La situación en su local, como en gran parte del comercio textil local, se resume en una ecuación compleja: precios de productos estables, costos elevados y un consumo que se resiste a reactivarse. Los comerciantes locales se enfrentan al reto de encontrar soluciones innovadoras para superar esta difícil coyuntura y asegurar la sostenibilidad de sus negocios.
En resumen, la calle Güemes de Mar del Plata, un emblemático centro comercial, refleja la lucha del sector textil frente a la caída del consumo y el aumento de los costos, evidenciando la necesidad de estrategias creativas y adaptativas para sobrevivir en un mercado cada vez más desafiante.