El Trágico Naufragio del ‘Angelito’ y ‘Amapola’: Una Promesa Presidencial Incumplida
El 17 de abril de 1990, la ciudad de Mar del Plata se vio azotada por una feroz tormenta. Vientos huracanados, que superaban los 100 kilómetros por hora, y olas gigantescas que alcanzaban los 18 metros de altura, crearon un escenario marítimo infernal. En medio de esta tempestad, la Prefectura Naval recibió una llamada de auxilio desesperada del buque pesquero ‘Angelito’. La embarcación, ubicada a unas 16 millas del puerto, informaba que estaba remolcando al ‘Amapola’. Esta fue la última comunicación que se tuvo con los 16 marineros a bordo de ambos barcos.
El ‘Amapola’, un buque de apenas 20 metros de eslora, capitaneado por Roque Trípodi, había zarpado del puerto de Mar del Plata el 12 de abril. Su estado era precario. El ‘Angelito’, de dimensiones similares y bajo el mando de Carmelo Agliano, había partido un día antes. Ambos barcos se encontraron con la furia del temporal en alta mar. El ‘Angelito’, que se encontraba a solo 40 minutos de regresar a puerto, respondió a la solicitud de ayuda del ‘Amapola’ y se dirigió a su rescate.
Al día siguiente, el diario La Capital tituló: “Drama por dos pesqueros perdidos”. El artículo relataba la última comunicación radial recibida desde el ‘Angelito’, donde se informaba que el ‘Amapola’ estaba siendo remolcado debido a problemas con su capacidad motora y que, lamentablemente, el cable de remolque se había roto. “Desde el ‘Angelito’ se nos indicó que perdieron contacto, primero visual y luego radial con la embarcación”, declaró Lucio Bazterrica, entonces jefe de la División Operaciones de la delegación local de la Prefectura, al periódico.
La tragedia se confirmó al día siguiente, cuando el buque Messina I arribó al puerto con el cuerpo de Vicente Di Iorio, el único tripulante encontrado en la zona de Punta Médanos. El diario “El Atlántico” tituló su edición del 20 de abril: “Día de duelo en la ciudad”.
Las investigaciones posteriores revelaron irregularidades. Según las crónicas de la época, Prefectura descubrió que algunos tripulantes tenían documentación que no coincidía. “Hay cuestiones que no están claras”, afirmó Pablo Vacante, subsecretario de Pesca de la provincia, en ese momento.
En los días siguientes, las madres y familiares de los tripulantes de los barcos se reunieron con el Presidente Carlos Menem y la Primera Dama Zulema Yoma, quienes se encontraban en Mar del Plata para participar en un congreso. Durante la reunión, el Presidente Menem impartió una orden directa al gobernador Felipe Solá: “Barco que no esté en condiciones, no zarpa”.
Sin embargo, esta orden presidencial quedó en el olvido. Para los familiares de los tripulantes del ‘Amapola’ (Roque Trípodi, Jorge Alberto Lambrecht, Raúl Matías González, José Luis Celedonio, Miguel Cicilia, Enrique Solomín y Fabián Pardo) y del ‘Angelito’ (Alfredo Segura, Hilario Preussler, Ernesto Bolisio, Osvaldo González, Carlos Barbero, Daniel Patania y Edgardo Balbiano), lo que siguió fue un largo y doloroso proceso burocrático y la aceptación de la irreparable pérdida de sus seres queridos. La promesa presidencial de garantizar la seguridad marítima quedó como un amargo recordatorio de una tragedia que pudo haberse evitado.