La calma fue efímera. Tras un jueves que inicialmente prometía alivio, el pronóstico de fuertes vientos se materializó con renovada intensidad al caer la noche, sorprendiendo a muchos. Alfredo Rodríguez, titular de Defensa Civil, confirmó esta inesperada escalada del temporal, marcando el inicio de una noche desafiante.
El embate del viento dejó una estela de incidentes a su paso. Árboles derribados, cables caídos y objetos peligrosos desplazados por el aire fueron solo algunos de los efectos de la tormenta. La línea de emergencias 103 de Defensa Civil se vio desbordada con más de 60 llamadas de auxilio. Si bien la mayoría de los incidentes no involucraron la caída de elementos pesados, la altura a la que se encontraban muchos de estos objetos requirió el uso de hidro elevadores para su remoción segura.
“Sesenta intervenciones representan un número considerable”, enfatizó Rodríguez, subrayando la magnitud del impacto del temporal. La situación más dramática se vivió en Sierra de los Padres, donde un caballo resultó herido tras ser golpeado por el viento y caer en una zanja. Gracias a la rápida acción de su dueño y el auxilio de los bomberos, el animal fue rescatado y trasladado a un lugar seguro para recibir atención veterinaria.
El informe de Defensa Civil reveló que la zona costera, desde el Faro hasta Camet, fue la más afectada dentro del Partido de General Pueyrredon. No obstante, se recibieron reportes de incidentes en diversos barrios, lo que indica la amplia extensión del temporal. Las ráfagas de viento, que alcanzaron los 75 kilómetros por hora en la costa marplatense, generaron múltiples inconvenientes en la vía pública, poniendo a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia.
La noche de intensa actividad subraya la importancia de la preparación y la respuesta rápida ante eventos climáticos extremos. La coordinación entre Defensa Civil, bomberos y otros servicios de emergencia fue crucial para mitigar los daños y garantizar la seguridad de la población. Este evento sirve como un recordatorio de la necesidad de estar alerta y tomar precauciones ante las inclemencias del tiempo.
La ciudad, tras la tormenta, se enfrenta ahora a la tarea de evaluar los daños y restaurar la normalidad. La colaboración ciudadana y el trabajo incansable de los equipos de emergencia serán fundamentales para superar este desafío y fortalecer la resiliencia de la comunidad ante futuros eventos climáticos.