En una dramática declaración, una empresaria PYME dedicada al rubro de la construcción ha respondido a las graves acusaciones de estafa que pesan sobre ella. Laura, quien prefiere mantener la reserva de su apellido por temor a represalias, se describe a sí misma como víctima de un “hostigamiento injusto” y se defiende enérgicamente de las críticas.
Laura, que ha estado al frente de su empresa de revestimientos durante los últimos siete años, relata una serie de contratiempos que, según ella, condujeron a las denuncias. A pesar de esto, afirma haber participado activamente en audiencias de conciliación y haber llegado a acuerdos personales con los clientes afectados, demostrando su voluntad de solucionar los problemas.
El origen de sus dificultades, según explica, se remonta a problemas con uno de sus principales productos: los paredones prefabricados. “Hace aproximadamente un año y medio, empecé a tener complicaciones con un proveedor que me fabricaba los paredones. En noviembre, simplemente dejó de hacer entregas. A partir de ese momento, empecé a acumular demoras”, detalla Laura. La situación la obligó a tomar medidas drásticas para mantener su negocio a flote.
“Tuve que cambiar de lugar de fabricación varias veces, vendí mi auto y pedí dinero prestado. Me sacrifiqué para poder empezar a fabricar por mi cuenta”, explica con evidente frustración. Sin embargo, sus esfuerzos parecen no haber sido suficientes para satisfacer a todos sus clientes. Menciona el caso de una clienta en particular con la que ya había firmado un acuerdo para finalizar un paredón, pero que ahora exige modificaciones adicionales. “La gente siempre quiere que sea todo lo antes posible. Admito la demora, pero esto es hostigamiento”, insiste.
Laura describe una situación de acoso constante a través de un grupo de WhatsApp donde clientes descontentos expresaban su frustración e incluso recurrían a insultos. “Me decían desde ‘perra’ a ‘p…’”, relata con indignación. A pesar de la hostilidad, asegura que nunca consideró cerrar su negocio y desaparecer. “Podría haberme ido de ese grupo, cerrado el negocio, pero doy la cara, los llamo y veo cómo puedo ir haciendo las cosas para cumplir”, afirma.
Sin embargo, denuncia que un grupo de tres personas en particular la somete a un hostigamiento constante, con insultos y denigraciones. “Les pongo fechas para empezar a trabajar y cumplir con el contrato, pero siempre tienen un ‘pero’”, se lamenta. Incluso, acusa a uno de ellos de acoso personal. Laura enfatiza que, como muchos otros empresarios en el país, está luchando día a día para mantenerse a flote. “En este país hay un montón de gente como yo, que trabaja todos los días para no fundirse”, declara.
La empresaria concluye su descargo defendiendo su integridad y negando las acusaciones de estafa. “Si fuera ‘garca’ como me dicen estas tres personas, cierro todo y me voy. Hago todo esto para poder cumplir con mis obligaciones. Las acusaciones son todas muy injustas”, finaliza.