Estudiante de Comunicación Audiovisual Imputado por Venta Involuntaria de Cámara Robada Busca Limpiar su Nombre

“Quiero limpiar mi nombre”: Estudiante de Comunicación Audiovisual Imputado por Venta Involuntaria de Cámara Robada Busca Limpiar su Nombre

Un joven de 19 años, estudiante de Comunicación Audiovisual, se enfrenta a una situación legal inesperada tras ser imputado en relación con la venta de una cámara fotográfica robada. El estudiante, cuya identidad se mantiene en reserva por razones legales, afirma categóricamente que desconocía el origen ilícito del equipo y que lo había adquirido mediante un intercambio con la finalidad de obtener una herramienta para desarrollar su carrera en el ámbito audiovisual.

El joven, actualmente matriculado en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), relata que la cámara llegó a sus manos como resultado de un trueque. Él entregó una motocicleta Zanella ZB-110, un regalo que sus padres le habían obsequiado “con mucho esfuerzo” al cumplir 18 años.

En declaraciones, el estudiante explicó su motivación para realizar el intercambio: “Yo necesitaba encontrar una manera de generar mis propios ingresos, y la opción que me pareció más viable fue cambiar la moto por una cámara, para poder empezar a trabajar en el mundo de la fotografía”.

Según su relato, su principal objetivo era dedicarse profesionalmente a la fotografía automotriz, un campo en el que ya ha comenzado a incursionar, contando con una página en redes sociales y estableciendo contactos con diversas marcas del sector. “Mi idea era vender ese equipo y, con algunos ahorros que tenía, comprar una cámara mejor para mejorar mi contenido y los productos audiovisuales que estoy desarrollando. Jamás imaginé que era robada, por eso ahora necesito limpiar mi nombre y demostrar mi inocencia”, enfatizó el joven.

El estudiante subraya que esta situación desafortunada lo ha dejado sin la cámara que necesitaba para su trabajo y estudios, y también sin la motocicleta que le habían regalado sus padres. Actualmente, se encuentra a la espera de que la fiscalía a cargo del caso evalúe las pruebas presentadas, consistentes en conversaciones de chat con la persona que le entregó la cámara. Su esperanza es que, tras esta evaluación, se le devuelva su teléfono celular, que fue confiscado como parte de la investigación.

“Ahora tengo que ver cómo hago para volver a conseguir mi herramienta de trabajo y de estudio”, lamentó el joven, añadiendo: “Si alguien tiene información relevante o desea solidarizarse de alguna manera, puede contactarme al [número de contacto proporcionado]”.

El caso ha generado un debate sobre la responsabilidad en la compra y venta de artículos de segunda mano, y la importancia de verificar la procedencia de los mismos para evitar verse involucrado en situaciones legales complejas. La comunidad universitaria se ha mostrado solidaria con el estudiante, esperando que se aclare la situación y se le permita continuar con sus estudios y aspiraciones profesionales.