Explorando la Soledad Cósmica y Humana en ‘Un Mundo Como Este’: Una Entrevista con Catalina Méndez
Catalina Méndez, la autora detrás de la recién publicada novela Un Mundo Como Este (El gato y la caja – 2025), irradia una mezcla de entusiasmo y alivio. “Lo empecé a ojear y lo dejé,” confiesa, refiriéndose a su primera incursión en el mundo de la narrativa extensa. “No lo voy a leer más, no lo quiero seguir. Ya está, ya es del mundo…”. Esta declaración captura la sensación de una artista que ha entregado su creación al público, lista para recibir las interpretaciones y reacciones de sus lectores.
El origen de Un Mundo Como Este se remonta a 2020, cuando la idea germinó como una tesis universitaria con un límite de 120 páginas. Aquel proyecto inicial fue el punto de partida de un viaje creativo mucho más ambicioso. Méndez revela que la chispa inicial provino de una simple nota en su teléfono, un pensamiento fugaz sobre la soledad humana en el contexto de la vastedad cósmica: “Fue una idea… hablaba sobre la soledad humana, la soledad de la Tierra en realidad, en el espacio. Y pensé: ¿cómo sería si hacemos contacto con otra civilización, alguien de afuera, pero no nos podemos encontrar porque estamos muy lejos o no tenemos los recursos? Es decir, podemos hacer contacto, pero no podemos vernos”.
La autora reflexiona sobre la influencia sutil pero profunda de la pandemia en su obra. “Después me di cuenta de que empecé a escribir esto en pandemia… entonces, después me di cuenta de que venía un poco con esas inquietudes de la soledad, del aislamiento, de que estábamos en contacto, pero siempre lejos. Así que esa es la idea que arrancó todo”. Para Méndez, la ciencia ficción sirve como un vehículo para explorar las complejidades de las relaciones humanas. En Un Mundo Como Este, el foco principal reside en cómo los personajes interactúan entre sí, más que en los elementos puramente espaciales. El espacio, la agencia, el desierto y las naves son complementos que enriquecen la narrativa, pero la esencia reside en la conexión humana.
Ciencia Ficción Humana: Más Allá de la Tecnología
La novela se aleja de la ciencia ficción dura, priorizando la exploración de la condición humana y sus circunstancias. Al ser consultada sobre sus influencias, Méndez admite que no es una ávida consumidora del género. Sin embargo, su formación en Arte de la Escritura le proporcionó una introducción formal a la ciencia ficción, gracias a un curso impartido por Ricardo Romero. Aunque no se considera una experta, reconoce la influencia de autores como Bradbury, especialmente en su capacidad para abordar temas profundos a través de una lente de ciencia ficción.
Méndez encuentra en las convenciones del género una herramienta creativa. “La ciencia ficción me sirvió, me divertía mucho jugando con las reglas del género… hay mucho de los estereotipos, los sistemas, esa cosa medio militarizada que tiene la agencia… y me sirvieron esas reglas como para decir: ‘Bueno, este es el mundo que tengo y me sirve como contexto para que después los personajes y la historia hagan un poco lo que quieran’”.
El Mar en el Desierto: Conexiones Inesperadas
A pesar de estar ambientada en un salar en Jujuy, la novela presenta una curiosa presencia del mar. Méndez explica que este elemento surgió de su propia experiencia personal: durante la pandemia, regresó a Mar del Plata y reconectó con el mar, una presencia que había estado ausente en su vida cotidiana. Esta reconexión se filtró en su escritura, manifestándose en la novela a través de imágenes y simbolismos marinos. Esta influencia también se refleja en su poesía, donde el anhelo por el mar ocupa un lugar central.
Un cuento anterior de Méndez, que explora la idea de una agencia que organiza viajes de quince minutos a la Luna, también se conecta con Un Mundo Como Este. Este cuento, nacido de una reflexión sobre el valor de la experiencia frente al dinero, sentó las bases para la creación de la agencia espacial que juega un papel importante en la novela.
En Busca de Sentido en un Universo Vasto
Un Mundo Como Este se describe como una novela sobre el espacio exterior con los pies en la tierra, una historia de extraterrestres sin extraterrestres, un relato sobre la búsqueda de sentido en un universo vasto. Ante la pregunta de si el universo tiene algún sentido, Méndez responde: “Para mí hay un montón de vacío donde hay cosas flotando, y me parece hermoso que eso sea así, y de repente haya vida en la Tierra. Lo más espectacular es eso, que en el vacío pasen estas cosas”. Le fascina la evolución y cómo la vida surgió de condiciones aparentemente inhóspitas. Quizás el universo no tenga un sentido inherente, pero la existencia de la vida en medio de la inmensidad cósmica es un milagro en sí mismo.
La novela invita a la reflexión sobre el sentido de la existencia y la búsqueda de significado en un universo aparentemente indiferente. Como señala Méndez, la ciencia ficción tiene el poder de estimular estas preguntas fundamentales. La tapa del libro, con sus montañas espejadas en el cielo, simboliza esta búsqueda de sentido: miramos hacia arriba y nos encontramos con nosotros mismos.
Ambientada en un salar de Jujuy, Un Mundo Como Este evoca la vastedad y el silencio del espacio. Sin embargo, la novela nos recuerda que la verdadera exploración reside en la profundidad de las relaciones humanas. En la fusión de soledad y compañía, la obra encuentra su mayor hallazgo: un universo infinito plasmado en las pequeñas sutilezas de lo humano.