La provincia de Santiago del Estero se ha convertido en escenario de un suceso escalofriante. Marcelo Juan Ferrufino, un comerciante de 54 años originario de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, fue hallado sin vida en una zona rural, tras permanecer desaparecido durante una semana. Las autoridades judiciales investigan el caso como un posible homicidio motivado por razones económicas, dado que Ferrufino llevaba consigo una suma considerable de dinero, aproximadamente 30 mil dólares, para realizar negocios en la localidad de Villa Mailín.
Ferrufino había viajado desde Buenos Aires con el propósito de participar en las festividades patronales locales. Sin embargo, nunca llegó a su destino previsto. Su cuerpo, en estado de semi-calcinación, fue descubierto a un costado de la ruta 159, a la altura del kilómetro 11, tras una intensa búsqueda.
El comerciante, un hombre de fe, tenía la intención de aprovechar la popular Fiesta del Señor de los Milagros para instalar su puesto de venta y subalquilar terrenos a otros feriantes, una actividad que realizaba desde el año 2006. No obstante, esta vez sus planes se vieron truncados de manera trágica.
La denuncia por su desaparición fue presentada por familiares, quienes expresaron su angustia al no poder contactarlo, ya que su teléfono celular permanecía apagado. La fiscal a cargo del caso, Alejandra Sobrero, ordenó operativos de rastrillaje con drones y perros especializados, los cuales condujeron al hallazgo del cadáver a escasos dos kilómetros del santuario donde anualmente se congregan miles de peregrinos.
Las investigaciones policiales se centraron en las personas con las que Ferrufino había estado en contacto antes de su desaparición. Como resultado, Alexis Maldonado, el individuo que le alquilaba el predio donde Ferrufino planeaba trabajar, fue detenido. Maldonado, quien actuaba como una especie de socio, se convirtió en el principal sospechoso debido a inconsistencias en sus declaraciones.
Las versiones proporcionadas por Maldonado resultaron contradictorias. Inicialmente, afirmó que Ferrufino se había marchado sin previo aviso. Posteriormente, declaró que habían ido juntos a Colonia Dora para comprar cerdos, momento en el que supuestamente lo perdió de vista. Sin embargo, un allanamiento en su domicilio reveló pruebas incriminatorias: se encontraron 300 mil pesos, palas, telas quemadas y otros elementos que serán sometidos a peritajes.
Las pertenencias de Ferrufino fueron encontradas intactas en su habitación, lo que sugiere que no tenía intención de marcharse. La fiscalía presume que fue víctima de una emboscada y asesinado a sangre fría. Se investiga la posibilidad de un conflicto económico relacionado con el alquiler de terrenos, posiblemente derivado de una estafa que generó tensiones entre los puesteros.
Maldonado, cuyo hermano es un funcionario policial, permanece detenido y podría enfrentar cargos por homicidio agravado, un delito que conlleva la pena de prisión perpetua. Las autoridades no descartan la participación de un cómplice en el crimen. Se especula sobre la existencia de una red delictiva detrás del suceso, y varios puesteros han declarado haber sido también víctimas de estafas. Se busca reconstruir la compleja trama de negocios entre Ferrufino y Maldonado.
La autopsia será determinante para establecer si el comerciante fue apuñalado antes de que intentaran incinerar su cuerpo. La familia espera poder repatriar los restos de Ferrufino a Buenos Aires para darle sepultura.