Indignación en Chos Malal: Ocultaron a un agresor sexual en un geriátrico, desatando el pánico entre empleados y residentes

Indignación en Chos Malal: Ocultaron a un agresor sexual en un geriátrico, desatando el pánico entre empleados y residentes

Un incidente de extrema gravedad ha sacudido la ciudad de Chos Malal, en la provincia de Neuquén. Luis Antonio Cuculich, un individuo con antecedentes penales por delitos de abuso sexual infantil, fue ingresado en el hogar de ancianos Ruca Canay sin previo aviso ni conocimiento de los trabajadores del establecimiento. Esta situación, que generó un clima de temor e inseguridad, culminó con la exigencia de la comunidad y la intervención gremial para su traslado.

La alarma se encendió cuando los empleados del geriátrico tomaron conocimiento del pasado del residente. Ante la potencial amenaza que representaba para los ancianos y la integridad de los propios cuidadores, elevaron un reclamo formal a las autoridades provinciales, solicitando su inmediata reubicación. La respuesta inicial fue considerada insuficiente, lo que llevó a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) a convocar a una asamblea gremial y emitir un comunicado público denunciando la situación.

“No vamos a tapar ni a ser cómplices de un hecho tan grave”, declaraba el comunicado de ATE, evidenciando la seriedad del asunto y la determinación de los trabajadores a no permanecer en silencio. La organización gremial denunció que Cuculich estaba siendo “escondido” en la residencia, con la presunta complicidad de la directora del hogar, Sandra Ortega.

El historial delictivo de Cuculich es escalofriante. En 1988, fue condenado a 24 años de prisión por tres delitos de violación y uno de privación ilegítima de la libertad. Sin embargo, su condena fue reducida gracias a indultos concedidos por los entonces gobernadores Felipe Sapag y Jorge Sobisch, generando controversia y cuestionamientos sobre el sistema judicial.

La presencia de Cuculich en el geriátrico no solo generó temor por sus antecedentes, sino también por su comportamiento. Empleados del hogar denunciaron comentarios y actitudes inapropiadas, como preguntas sobre si tenían hijas y la solicitud de ver fotografías, intentos de ingresar a habitaciones ajenas y expresiones de alegría al saber que las empleadas eran solteras. Estas acciones, sumadas a su historial, crearon un ambiente de hostigamiento y preocupación constante.

La gravedad de la situación motivó una reunión entre el personal del hogar y Gloria Balderrama, titular de la Dirección de Derechos Humanos provincial. Durante el encuentro, se expusieron testimonios desgarradores, incluyendo el de una empleada que reveló haber sido víctima de abuso y cuestionó la decisión de las autoridades de asignarle la tarea de bañar a un violador serial. La cercanía del geriátrico con instituciones educativas infantiles, como la Orquesta Infanto Juvenil Voces del Viento, también fue motivo de gran preocupación.

El modus operandi de Cuculich, según consta en los registros judiciales, era particularmente perturbador. Se hacía pasar por policía, utilizando un vehículo similar a los utilizados por las fuerzas de seguridad, para intimidar a sus víctimas y llevarlas a zonas aisladas donde las agredía sexualmente. Tras cumplir 15 años de prisión, obtuvo la libertad condicional y, lamentablemente, volvió a intentar cometer un delito similar.

La comunidad de Chos Malal exige una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades en este caso y garantizar que situaciones similares no se repitan en el futuro. La seguridad y el bienestar de los residentes de los hogares de ancianos, así como la integridad de los trabajadores que los cuidan, deben ser una prioridad absoluta.