Un incidente inusual capturó la atención de los residentes de Castelar este martes al mediodía, transformando la entrada de un supermercado chino en un improvisado ring de boxeo. Lo que comenzó como una simple controversia sobre el consumo de una botella de agua antes de pagar, rápidamente degeneró en una confrontación física que involucró palos y la incredulidad de los transeúntes.
El origen de la discordia
Según los relatos de testigos presenciales, el conflicto se originó en el interior del establecimiento, ubicado en la intersección de la Avenida Santa Rosa y la calle Alem. El propietario del supermercado, al observar que un cliente abría y consumía una botella de agua antes de pasar por la caja registradora, le solicitó que abonara el producto. Esta petición, lejos de ser recibida con calma, desencadenó una reacción desproporcionada por parte del cliente.
De la discusión a la violencia
Una vecina que presenció los hechos describió una escalada de tensión alarmante. El cliente, aparentemente enfurecido, comenzó a dañar la mercancía y a proferir amenazas contra el comerciante, incluso llegando a blandir un trozo de escombro como arma. “Se escuchaban gritos y el hombre iba y venía con actitud violenta”, relató la testigo. “En un momento, regresó con una pala y comenzaron a golpearse”.
Pelea a la vista de todos
La disputa, que inicialmente tuvo lugar dentro del supermercado, se trasladó rápidamente a la vereda. El propietario, en un intento de defenderse, tomó un palo que tenía a mano y se enfrentó al cliente. Los vecinos, atónitos ante la escena, comenzaron a grabar la pelea con sus teléfonos móviles, mientras que la mayoría se mostraba reacia a intervenir por temor a resultar heridos.
Intervención y consecuencias
La situación llegó a su punto álgido hasta que un mecánico de un taller cercano decidió intervenir para evitar una tragedia. El hombre logró desarmar al agresor, poniendo fin a la violenta confrontación. Según los testigos, el mecánico le recriminó al cliente su accionar, diciéndole: “Te salvé la vida porque lo podrías haber matado”.
La policía llegó al lugar tras recibir múltiples llamadas de emergencia y procedió a detener al cliente, quien ya había sido reducido en el suelo. Hasta el momento, no se ha confirmado si el propietario del supermercado ha presentado una denuncia formal por los daños y las agresiones sufridas.
Un incidente que genera reflexión
Este incidente, que parece sacado de una película, pone de manifiesto la facilidad con la que una simple discrepancia puede escalar hasta la violencia extrema. La reacción desmedida del cliente ante una solicitud razonable, así como la rápida escalada del conflicto, dejan un sabor amargo y plantean interrogantes sobre la tolerancia y el control de las emociones en la sociedad actual.