En la ciudad de Miramar, Argentina, continúa el juicio contra Jacinto Ríos Caro, acusado del femicidio de Rosario Domínguez, ocurrido en abril de 2023 en una plantación de kiwi. El proceso judicial, que se desarrolla ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°3, entró en una fase crucial con la presentación de testimonios de familiares y amigas de la víctima.
Los jueces Juan Manuel Sueyro, Federico Wacker Schroder y Juan Galarreta escucharon atentamente los relatos en el sexto piso de los Tribunales. Entre los testigos se incluyeron otra hermana de Rosario Domínguez, dos de sus cuñados, dos amigas cercanas y varios oficiales de policía que participaron en la investigación inicial del caso.
Durante las primeras audiencias, la fiscal Ana María Caro, el representante legal de la familia de la víctima, el abogado Maximiliano Orsini, y la defensora oficial Carla Auad, presentaron sus líneas de trabajo. Posteriormente, la madre de Rosario y tres de sus hermanas ofrecieron sus testimonios, dibujando un retrato desgarrador de la vida de la víctima.
Los testimonios convergieron en un punto: Rosario Domínguez sufría un contexto persistente de violencia. Esta violencia, según los relatos, abarcaba aspectos económicos, psicológicos, sexuales y físicos. Una de las hermanas de Rosario testificó haberla visto golpeada en repetidas ocasiones y relató incidentes en los que el acusado la humillaba frente a otras personas.
Jacinto Ríos Caro, tras negarse inicialmente a declarar, ofreció una versión de los hechos meses después del crimen, ocurrido en el paraje Santa Irene, en las afueras de Miramar. Afirmó que el disparo que acabó con la vida de Rosario fue accidental, producto de un forcejeo por una carabina que, según él, la víctima tenía en sus manos. La defensa planea argumentar su no culpabilidad basándose en un cuadro de epilepsia que padece el imputado.
La fiscalía, sin embargo, sostiene que existen pruebas suficientes para demostrar que el 20 de abril de 2023, entre las 10:21 y las 13:40, Ríos Caro agredió físicamente a Rosario Domínguez en el interior de la plantación de kiwi, ubicada cerca del kilómetro 15 de la ruta 77. La agresión, según la acusación, le causó diversas lesiones antes de que Ríos Caro le disparara en el oído izquierdo con una escopeta calibre .20.
El disparo, según la fiscalía, provocó una dilaceración cerebral y múltiples fracturas en el cráneo de Rosario, heridas de tal gravedad que resultaron en su muerte. Aunque el arma homicida no fue encontrada, el taco contenedor y los perdigones extraídos del cráneo de la víctima coincidían con el calibre .20 de una escopeta que se encontraba en el campo y a la que el acusado tenía acceso.
La investigación inicial reveló que la relación entre Rosario Domínguez y Jacinto Ríos Caro se limitaba a la existencia de hijos en común. Los testimonios de familiares y amigas de Rosario corroboraron los maltratos sufridos por la víctima, incluyendo abusos sexuales. El juicio se extenderá hasta el miércoles, cuando las partes presentarán sus alegatos finales ante el tribunal, buscando justicia para Rosario Domínguez y esclarecer las circunstancias de su trágica muerte.